1. Tanto tiraste de la cuerda que al fin se cortó


    Fecha: 06/02/2023, Categorías: Infidelidad Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos

    ... párpados, luego la apertura de ojos y boca respondió al deslizarme hacia adentro, y mi tope con el fondo fue acompañado por la cabeza tirada hacia atrás con el cuello tendido, los ojos cerrados y emitiendo un rugido. Unos cuantos golpes cortos de pelvis fueron suficientes para que los músculos de la vagina forzaran al cilindro invasor a cabecear y soltar chorros de líquido grumoso, que ella recibió cruzando sus piernas en mi espalda y arañándome las nalgas.
    
    Al día siguiente nos levantamos tarde y fuimos al pueblo cercano, que yo no conocía. Después de recorrer la parte céntrica llegamos a una plaza con jardines preciosos y un monumento en el medio de la manzana. Tenía una escalinata de acceso y, el paseo alrededor de la estatua, rodeado por un muro bajo desde el cual se podía observar el predio. Rocío, sin premeditación, acodada en el antepecho, me permitía disfrutar mirando sus nalgas enfundadas en una bombacha blanca como su vestido, apenas traslúcido.
    
    - “Qué te parece la vista?”
    
    - “Maravillosa.”
    
    Como se dio cuenta que estaba atrás, y no a su lado, giró y percibió hacia dónde estaba dirigida mi vista. Sonriendo me recriminó
    
    - “Me refiero a los jardines de la plaza.”
    
    - “Y yo hablo de algo que está en la plaza aunque no forma parte de ella, y con una gran diferencia, su belleza es totalmente natural.”
    
    - “Me estás envolviendo de nuevo, lo cual muestra tus intenciones.”
    
    - “Por favor, seguí observando tranquila y permitime que cumpla un deseo que acaba ...
    ... de nacer.”
    
    No me contestó, pero verla girar su cabeza mirando nuevamente a los jardines lo tomé como asentimiento. Me acerqué y, metiendo las manos por debajo del vestido, le bajé y saqué la bombacha mientras ella permanecía quieta y callada. Haciendo que separara las piernas me puse entre medio, pero sentado de espaldas al muro. Que ella bajara un poco y yo subiera apenas mi boca fue suficiente para que su conchita se juntara con mis labios. La primera tarea lingual fue recorrer la hendidura subiendo y bajando sin separar los labios. Lo que al comienzo fue leve humedad y silencio, con el andar de la caricia el flujo aumentó su caudal y los aparecieron los gemidos. El preanuncio de la corrida fue una mano apretándome contra ella, mi boca saboreando y tragando abundante líquido, y la leve queja mutando a un rugido que trató de acallar poniendo la boca sobre el brazo. Repuesta del esfuerzo retiró el vuelo del vestido que me cubría para mirarme.
    
    - “Ahora dispongo yo. Por favor sacala que quiero clavarme sola, y no te muevas.”
    
    Poniendo sus manos sobre mis hombros empezó a bajar en cámara lenta. Tras una pequeña detención para ubicar mi glande en su entrada, siguió descendiendo con los ojos cerrados, sus dedos como garras en mis hombros y su boca que iba abriéndose en sincronía con el avance de la penetración. Ambas pelvis pegadas y su cabeza en mi hombro hicieron parar el movimiento para dar lugar a su voz susurrante en mi oído.
    
    - “Así mi amor, así, ahora lléname de ...
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