1. Tanto tiraste de la cuerda que al fin se cortó


    Fecha: 06/02/2023, Categorías: Infidelidad Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos

    ... del libreto. Mis manos algo acariciaron al margen de la broma y ella ubicó y movió sus nalgas muy en serio. En eso estábamos cuando nos llamó la atención el diálogo en voz alta de Rita y Pablo.
    
    - “Que pasa que te has desinflado”
    
    - “Es que no me puedo concentrar culpa de esa hija de puta de mi mujer. Hace más de un año que no me deja tocarla, mirá se mueve gozando como una burra, escuchá lo que le dice a tu marido, ‘Te amo, te quiero más adentro, lléname la panza de leche, me estás haciendo correr de nuevo’.
    
    - “Yo tengo el remedio, mis labios hacen maravillas.”
    
    Cuando se descabalgó quedó a la vista una pequeña, arrugada y caída porción de carne. En eso pudimos sentir la voz de Omar, con su habitual brutalidad.
    
    - “Pablo, la tenés tan muerta como mi bisabuela”
    
    Mostrando su enojo ambos se levantaron y salieron. Habiéndose roto el encanto de la reunión también nosotros nos despedimos yendo al dormitorio que teníamos asignado. Por supuesto que intercambiamos opiniones sobre el resultado de la broma, ya que ninguno esperaba la reacción de Pablo. Evidentemente nunca había imaginado ver a su mujer con otro pues la consideraba exclusivamente suya aunque fuera inconscientemente.
    
    Cuando salí del baño Rocío estaba en su cama tapada con la sábana hasta los hombros.
    
    - “Por favor acércate, quiero decirte algo, pero al oído”
    
    Para eso me arrodillé y pegué mi oreja a sus labios.”
    
    - “Me darías un gusto muy grande?”
    
    - “Encantado.”
    
    - “Meteme mano, pero mucho, ...
    ... mucho.”
    
    Al deslizar mi brazo por bajo la sábana, la palma encontró un cuerpo desnudo. El recorrido siguió bajando más allá del ombligo enredando los dedos en el vello del pubis. Mientras mi boca saboreaba alternadamente labios y tetas, con índice y pulgar abracé los labios vaginales moviéndolos, hacia arriba apretando y hacia abajo abriendo. El nivel de excitación hizo que la caricia durara poco tiempo. Cuando abrió las piernas permitiendo que anular y medio hicieran círculos en su entrada, sus manos tomaron la mía provocando que los dedos ingresaran de golpe al encuentro de su entrepierna. Las convulsiones dieron paso al cuerpo tensado en arco, apoyada sobre hombros y pies para luego desplomarse.
    
    El momento de recuperación lo hicimos abrazados, ella con la cabeza sobre mi hombro y yo con mis labios sobre su frente. El contacto corporal suplía con holgura cualquier palabra que pretendiera expresar lo bien que nos sentíamos. Su voz me devolvió a la conciencia.
    
    - “Haceme tuya.”
    
    Tomé la almohada y la puse a lo largo debajo de su cuerpo. Sentado sobre mis talones, con los muslos abrazando sus nalgas pude ver que su conchita y mi pija quedaban a la misma altura. Era lo deseado, pues pretendía penetrarla erguido, viendo en su cara el efecto de cada centímetro de carne ingresado en la vagina. El placer visual fue superior al deleite de contacto. Tres partes en movimientos coordinados provocaron el gozo máximo. Mi glande en la entrada fue correspondido con la bajada de ...
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