1. Los feos también cogen rico


    Fecha: 13/01/2022, Categorías: Sexo con Maduras Autor: mariacoorinave, Fuente: CuentoRelatos

    ... fue como en cuestión de segundos logró hacer que me corriera de nuevo y derramó su semen en mis nalgas jadeando como si algún espíritu acababa de robarle el oxígeno.
    
    Quedó impresionado cuando vio que me acomodé y me llevé los restos de semen a la boca, me agaché y le chupé el pene hasta dejárselo limpio. Ahí de rodillas fue que pude ver que tenía un buen cuerpo. Estaba rellenito el electricista, con el pecho peludo y también su pene, un delicioso y largo pene que me había cogido sin condón, había probado de mi cuca directamente y sin barreras, cosa que prefiero mil y una vez ya que la sensación es inigualable.
    
    Antonio parecía drogado, lo único que se le escuchaba decir eran expresiones sin sentido, estaba completamente loco por lo que estaba viviendo, era más que evidente que nunca en su vida había vivido algo semejante aunque si me quedó claro que ya tenía mucha experiencia sexual por la forma en la que me hizo su mujer.
    
    Me vestí delante de él y continuaba diciendo todo tipo de cosas de asombro, que no se podía creer todavía lo que yo acababa de obsequiarle, que no olvidaría jamás ese día, que yo era una delicia de mujer, y pare de contar. Yo le sonreía y le dije:
    
    —Guarda este secreto —le dije—. Y como dice un dicho: "El que come ...
    ... callado, repite".
    
    Le pedí que fuera discreto, respetuoso, «que no anduviera gritando a los cuatro vientos que me hizo su puta». Así de literal se lo dije y sé que esas frases son imborrables para ustedes, son como las marcas a fuego que le hacen a las bestias, ustedes adoran cuando nos comportamos vulgares durante el sexo sin llegar a parecer obscenas y putas de calle de mal gusto.
    
    Luego lo besé en la boca y no entiendo el por qué. Estoy enferma, hago cosas muy locas. Y no, no estaba enamorada de ese hombre pero me provocó besarlo profundamente por unos cuantos segundos, ese hombre me había cogido muy rico y mi cuerpo reaccionó de esa forma, el de enredarme con su lengua y el morbo de que probara su propio semen.
    
    Una vez que se fue en lugar de sentirme mal o arrepentida todavía sentía excitación y morbo por haberme comportado como una puta, me provocó llamarlo de nuevo para que me volviera a coger, pero logré calmar mis instintos carnales, ya era suficiente me repetí unas 30 veces mientras ordenaba los muebles y detallaba el buen trabajo eléctrico que había hecho.
    
    La semana siguiente leí en los clasificados sobre un apartamento en alquiler con mejor ubicación y a un precio más razonable por lo que sin pensarlo dos veces me mudé de ahí. 
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