1. Los feos también cogen rico


    Fecha: 13/01/2022, Categorías: Sexo con Maduras Autor: mariacoorinave, Fuente: CuentoRelatos

    ... con mis delicadas y lindas uñas de los pies pintadas de negro, cargaba un cachetero negro bien ajustadito (mis nalgas intentaban escapar de él) y un top rosado sin tirantes que hacía que mis senos destacasen más de la cuenta, un top estratégico que realzaba el tamaño de mis boobies.
    
    Les juro que si ese hombre se atrevía a lanzarse encima de mi diciéndome que me deseaba lo iba a conseguir, estaba dispuesta por si sucedía.
    
    «La gente no es tan enfermita como tú, María. Cálmate». (risas).
    
    Le estuve indicando las partes donde quería las nuevas conexiones y en una de esas me interrumpió y me dijo:
    
    —Coño, María, andas terriblemente bella hoy, me piensas matar o qué
    
    Y a continuación empezó a reírse como si se hubiera arrepentido de lo que dijo y quería borrar con su risa su atrevimiento. Yo me reí tras él y el momento mágico se desvaneció por completo.
    
    Se fue a los pocos segundos y quedamos en que el sábado podría venir a hacer las conexiones.
    
    Me quedé con una calentura y pensé que si yo estaba excitada él debía estarlo más, pues la bonita soy yo, la del cuerpo rico, medidas más que irresistibles, un culito y tetas imposibles de pasar desapercibidos. Llegué a la conclusión de que ese hombre iba directo al baño a hacerse una o varias pajas.
    
    A veces pienso que soy narcisista porque, estudiemos las dos perspectivas. Él quería cogerme por mi cara bonita, mi lindo cuerpo, por la sonrisa que le ofrecía cada vez que me saludaba en cambio yo tenía otro modo de ...
    ... verlo. No quería coger con él por ser lindo, solo quería que un hombre como él, con esas características, esas facciones, ese rostro poco agraciado me consintiera, me hiciera mujer, me produjera uno o más orgasmos. Era un morbo difícil de explicar, quería experimentarlo, quería ver sus reacciones al momento de tenerme desnuda delante de él, de poseerme.
    
    Llegó el sábado y nuevamente lo recibí con poca ropa, esta vez vestía un top blanco sin tirantes, se me marcaba la línea de bronceado lo que hacía más deseables mis senos, abajo llevaba puesto un short de tela con dibujitos de panda. Mi lindo ombligo quedaba al descubierto y aunque no tengo los abdominales de una fisicoculturista mi abdomen lucía y sigue luciendo bastante sexy. Mi cabello suelto, mis pies al desnudo. Él debió enloquecer apenas entró por esa puerta y recibió en su mejilla un beso de bienvenida.
    
    Aun así no lo noté tímido, seguía siendo él, enérgico, atento, dispuesto, sin intimidarse, algo que es súper importante para mi en un hombre.
    
    Lo hice pasar a la sala y me dirigí a la cocina a buscarle unas tajaditas con queso que había cocinado y se las traje a la mesa del comedor que está ubicado en la misma sala. También le traje un poco de café y estuvimos conversando. Yo como si nada medio desnuda delante de él, acostumbrada a andar así de relajada en mi apartamento mientras a él lo notaba de lo más tranquilo aunque se podía percibir la tensión sexual en el ambiente; el deseo estaba allí, solo había que abrir el ...
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