1. Los feos también cogen rico


    Fecha: 13/01/2022, Categorías: Sexo con Maduras Autor: mariacoorinave, Fuente: CuentoRelatos

    Hay hombres poco agraciados que por incompresible que pueda parecer me resultan interesantes y hasta cierto punto atractivos. Poseen cierta especie de aura o energía que les hace destacar entre todos los mortales tanto que podrían hacer sentir inferior hasta el hombre más hermoso y codiciado del planeta.
    
    Eso me sucedió con Antonio, un electricista. Digo electricista porque la primera vez que lo vi estaba arreglando el motor del portón eléctrico de la entrada al condominio donde vivía, así que esa fue la primera impresión que tuve de él, un electricista. No era su único oficio, también hacía labores de jardinería, lavado de piscina y quién sabe cuántas cosas más, pues, prácticamente vivía todo el día en el condominio solucionando los problemas que se presentasen.
    
    Le calculé 40 años y una estatura de 175 cm. Era blanco de piel, llena de matices ya que era un hombre maduro, trabajador al aire libre y especulo que había sido el sol el culpable de degradar el color de su piel a un tono amarillento. Tenía el pelo corto y entradas pronunciadas, sobresaliendo un poco de cabello en medio de su frente.
    
    Es de esos hombres que tienen mucha barba que desde la patilla abarca toda la parte baja del rostro, es decir, la zona de la quijada hasta cubrir parte de las mejillas, los alrededores del mentón y la boca. También lucía un bigote a la par con su barba siempre bien rasurada, nunca tan poblada algo que me parecía sexy a pesar de que no era un hombre de buen parecer. Orejas ...
    ... grandes aunque paralelas con su cabeza, cejas gruesas, ojos negros pequeños, mirada fría, una nariz normal, pero con la punta redonda que me hacía pensar en un payaso.
    
    Del resto de su físico no podía adivinar mucho ya que solo una vez le había visto la espalda desnuda y lucía bastante gruesa y saludable, el resto de las veces siempre le veía con su pechera de trabajo.
    
    La fealdad de un hombre queda relegada a un lugar posterior si este tiene cualidades interesantes y una personalidad peculiar que le distingue del montón y puede que la percepción sea errada, pero es la mía y aquí les cuento solo lo que yo he experimentado. Antonio era un hombre enérgico, carismático, atento, amigable y popular lo que de una u otra forma lo hacía interesante y atractivo para mi y estoy segura de que para muchas otras mujeres también.
    
    A medida que pasaban los días me lo topaba muy a menudo ya fuese en la entrada o en los pasillos y hasta en el ascensor. Me saludaba con una sonrisa muy segura y una mirada llena de vida, yo simplemente le devolvía el saludo por cortesía.
    
    Con el tiempo fue incrementando la confianza, llamándome por mi nombre además de halagarme siendo muy respetuoso aunque provocativo. Daba la impresión de tener piropos reservados para cada vez que se topara conmigo y no me era molesto verle tan entusiasmado en saludarme y dedicarme uno o varios halagos, entendí que yo le gustaba cosa que no me sorprendió en absoluto.
    
    En una semana ya me sabía su nombre, no porque se lo ...
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