1. Mi amiga Feli me llevó hasta él (3): Mi vida con Abel


    Fecha: 24/04/2021, Categorías: Dominación / BDSM Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    ... llevárselo, con lo que no me produjeron ninguna pena de separación. Tenía en mi casa mis dos amores, mi hermana y el más que mi novio, ¿qué más podía desear?
    
    Cuando el médico le quitó el último vendaje y le hizo caminar normal nos fuimos los tres de viaje a Agios Prokopios, en Naxos, con el fin de relajarnos, sobre todo por Abel, pues los tres habíamos vivido un largo periodo de tensión. Desde Agios Prokopios visitamos Atenas y algunas islas griegas. Excepto los días de visita por las islas que hacíamos en barco, lo pasábamos descansando y tomando el sol en la playa nudista al norte de la larga playa de Agios Prokopios, otras veces íbamos al frente del aeropuerto, la llaman Laguna Beach y esta es en gran parte una playa naturista. Está al lado del lago Aliki de Naxos.
    
    Al salir de casa vestía a Feli con un bañador y un gran pareo. La ponía en la silla con un bolso colgando donde había otros pareos y las cosas de Feli. La subíamos entre los dos al coche alquilado, y doblábamos la silla. Íbamos en el coche al lugar más cercano de nuestras playas, para poner a Feli en su silla y luego llevarla al borde del mar que no era cosa fácil, pero lo conseguimos siempre.
    
    Allí nos desnudábamos y al “agua patos”. Yo me fijaba en Abel y vi que nadaba bien, moviendo perfectamente las piernas. El primer día que vi esto decidí que ya estábamos listos para hacer el amor sin tanta precaución ...
    ... como hasta entonces.
    
    Algunos días tomábamos a Feli entre los dos y la metíamos un rato en el mar. Era una gozada cuidar de Feli, siempre agradecida y sonriendo como si no pasara nada. Pero lo que más le divertía era vernos nadar, jugar, correr, incluso le gustaba —eso nos dijo— vernos besarnos sobre la arena o dentro en el agua. El día que lo dijo ya no lo hacíamos por casualidad sino queriendo que nos vea para hacerla feliz.
    
    Los domingos acudíamos a una iglesia de la ciudad y ese día no íbamos a la playa, para pasear y comer en la ciudad.
    
    Cuando regresamos, ya repuesto Abel del todo, le dieron un nombramiento en la ciudad. Pero ya no se salió de nuestra compañía. Compramos una vivienda más céntrica y pusimos en venta la vivienda de Feli. Fue cuando ya dejé de estar cerca de mis padres y ya no sufrí más impertinencias en el ascensor o entrada de la casa. Abel vivió permanentemente con nosotros y solo lo dejábamos aislado cuando yo tenía conciertos, lo que cada vez era más frecuente.
    
    Cuando regresaba de mis conciertos, Abel no lo resistía más y yo tampoco, ya que con frecuencia eran tres días sin vernos. Entonces hacíamos el amor. Abel recuperó toda su fogosidad y yo estaba más animado por lo bien que iban nuestras cosas.
    
    También comencé a dar clases de solfeo y violín en el Conservatorio. Los ingresos ya eran sustanciales y la vida comenzó a ser algo más holgada. 
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