1. Mi amiga Feli me llevó hasta él (3): Mi vida con Abel


    Fecha: 24/04/2021, Categorías: Dominación / BDSM Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    ... venía los domingos en la noche, le esperábamos para cenar, estábamos un rato en la televisión y yo acompañaba a Feli a su cuarto, le ayudaba a desvestirse, le ponía su pijama y le ayudaba a acomodarse en la cama, como hacía a diario, luego Abel y yo nos íbamos a nuestra habitación. Lunes en la mañana hacía sus gestiones, si las había, y martes después del desayuno se iba al pueblo para seguir con su habitual trabajo. De modo que los lunes le hacía otro los oficios y el otro compañero tomaba vacación otro día de la semana.
    
    Dos noches en compañía de Abel era como un refrigerio en tiempos de dificultad. Yo veía y veo desnuda a Feli cuando le ayudo para bañarse o acostarse. No siento otra cosa que piedad y cariño por una hermana, como un médico con el enfermo, como una madre con su hijo pequeño, como un enfermero con su paciente. Sabía y le constaba a Feli que no había ninguna pretensión. Pudo haberla, pero no es nunca mi caso. Jamás consentimos que Abel hiciera mi tarea con Feli. Ni siquiera él se ofreció, pues sabía por donde iban los tiros. Para que Abel siguiera en su camino y no se desviara hacia ningún lado que pudiera llamar la atención o ser escandaloso, lo sabíamos los tres. Yo sabía satisfacer a Abel suficientemente hasta agotarlo. Dos noches con él y ya podíamos aguantar él y yo el resto de la semana sin molestar a nadie más.
    
    Ahora bien, tener sexo con Abel era fatigador, porque costaba de saciar. La noche del domingo nos daba el alba revolcándonos en nuestra ...
    ... cama, era insaciable. No es que yo me excuse, que también soy insaciable, pero cuando Abel se encontraba a solas conmigo era como el agua en el barro, podía provocar un tsunami amoroso devastador. Había veces que a la mañana dolían nuestras pollas y en nuestros comentarios decíamos que había que poner remedio, pero remedio sobre remedio significaba follar, follar y follar.
    
    Alguna vez, cuando se iba Abel, me comentaba Feli que lo habíamos pasado bien, porque los gritos se escuchaban desde su habitación. Se me ocurrió pensar que igual se escucharían desde la vivienda de al lado que era la de mis padres. Resonaban en mis oídos las voces de mi madre protestando al pensar que el depravado de su hijo se estaría follando a la paralítica. Cuando le contaba estas cosas a Feli se reía llena de felicidad y me decía: «Es que si fuera conmigo, no sería así, sería peor». Feli llegó a descubrir que había un triple amor. Mi fraternidad con ella que la desbordaba cuidándola, la de ella conmigo de agradecimiento y el ánimo que me daba para que fuese un exitoso concertista y el amor que nos teníamos Abel y yo. Feli y Abel siempre tuvieron una amistad distante, de cariño familiar, pero sin demasiado entusiasmo. Feli le veía como quien era y Abel la veía como su ex novia. Entre ellos se había cortado el plus de la vida, quedaba el respeto mutuo y la amistad, pero yo me había convertido en el puente entre los dos.
    
    Un día, a las cuatro de la mañana, me llamó Feli y pensé lo peor, porque llamaba ...
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