1. Amante a Los líos


    Fecha: 21/07/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: wastedLalo, Fuente: SexoSinTabues

    ... obedecimos. Alicia, apoyó su lindo trasero en el sobre de una mesa y nos miró con satisfacción. —Cuando esten con las amas la mirada siempre al suelo. No podrán hablar, sólo se les está permitido ladrar y ulular. Son perros, no lo olviden, por tanto no pueden andar sobre sus pies, siempre deben desplazar a cuatro patas. Cuando una de las amas los requiera lo primero que harán es besarle los pies y esperar en posición. Luego entrenaremos las posiciones. »No podrán hacer sus necesidades si no los autorizan. Estuvimos hasta la noche practicando las diferentes posturas y todo aquello que Alicia sabía que nos harían hacer, como ir a buscar un palo y traerlo con los dientes, transportar todo tipo de objetos con la boca, tales como un cenicero, un cuenco con uvas o dátiles, una fusta, unas zapatillas o unos zapatos e incluso unas botas. Las posturas básicas eran tres: la de espera o sentado, la de postración o adoración y la juego. La de espera es sentado sobre los talones, el cuerpo erguido, los brazos pegados al cuerpo, las manos colgando fláccidas y la lengua fuera y jadeando. La de postración o adoración es con la barbilla tocando el suelo, al igual que los antebrazos y las palmas de las manos, rodillas juntas y el culo en pompa, lo más elevado posible. La de juego es echado de espaldas, boca arriba, con brazos y piernas doblados y en alto y los muslos separados para que mis atributos queden a expensas del ama. Dormimos en la perrera, un recinto situado en las dependencias de ...
    ... los esclavos, en la que en lugar de camas había jaulas que sólo admitían estar a cuatro patas o echados. Había una docena de jaulas pero la mayoría estaban vacías. No nos dieron de comer ni de beber hasta la mañana siguiente. Nos depertó Alicia golpeando los barrotes de las jaulas con un palo llamado fusta rígida. Nos puso dos cuencos delante de la jaula, uno contenía una mezcla de deshechos de comida triturados y en el otro agua. Alicia nos esposó las manos a la espalda y nos hizo comer directamente con la boca. Al terminar la que sería nuestra única comida del día —el resto del día teníamos que lograr que las amas nos arrojaran algo de su propia comida al suelo, o al aire— nos adiestró a desplazarnos sobre nuestras rodillas con las manos esposadas a la espalda. Estuvimos todo el día practicando. Las rodillas se me hincharon como botas de vino. Mi antigua ama me dedicó a ejercer de mascota pero sólo cuando a ella le apetecía. Cuando la señora Aisa me llamaba «Uzi» yo ya sabía que debía convertime automáticamente en mascota. El resto del tiempo podía caminar normalmente y usar mis manos. A partir de ahora la situación iba a ser muy distinta. En casa de las señoras Gazmey íbamos a ser perros permanentemente. A la segunda mañana el dolor en mis rodillas era brutal. Apenas podía desplazarme con un mínimo de soltura. —No te preocupes, , hoy lo pasarás mal, pero mañana será más llevadero y así hasta que se te forme un callo y ya no notes más dolor — me consoló Alicia, que era tan ...
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