1. Trío inesperado de Cornelio


    Fecha: 31/05/2023, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Ber, Fuente: CuentoRelatos

    ... había probado, pero se me antojó hacerlo al leer la etiqueta y lo llevé a la cocina donde ella se afanaba en calentar la comida.
    
    –Mételo en el congelador y lo abres cuando lleve la comida para allá, mientras, lávate las manos –ordenó como si aún estuviésemos casados. Y yo obedecí.
    
    Antes de salir de la cocina, le di un beso en el cuello y acaricié su trasero y metí la otra mano bajo su blusa para magrearle las chiches. “No, no”, dijo mientras se retorcía para separarse de mí sin dejar de hacer su tarea. Ya en el baño, con la verga bien parada se me dificultó mear de pie. Me lavé las manos y volví a la sala. A los pocos minutos, ella salió de la cocina, me dio un sacacorchos y me ordenó: “Ten, saca el vino y ábrelo”. Al terminar de destaparlo ya estaba la mesa puesta, incluidas las copas. Me cedió la cabecera y nos pusimos a comer platicando intrascendencias o anécdotas de nuestros hijos, hasta que no pude más y espeté: “¿Por quién sí estás vestida así, sin ropa interior?”.
    
    –¡Ay!, no tengo por qué informarte como elijo estar en mi casa –dijo molesta.
    
    –Es que dijiste que lo que vi no era para mí…
    
    –¡Claro que no!, no te esperaba a ti.
    
    –Perdón, Nena, son celos, yo quería invitarte a algún lugar y ver si después de comer podríamos hacer el amor, como antes –dije suavizando la voz y acaricié su mano. Ella mi sonrió y correspondió con la caricia de mi mano.
    
    –Sería muy bonito, sí, pero ya tengo un compromiso –dijo volteando a ver el reloj de pared. –¡Madre mía, ...
    ... ya es tarde y no le he avisado a qué hora nos vemos! –exclamó soltándome la mano comenzó a recoger los platos pues ya habíamos terminado.
    
    –Dile que no puedes verlo –le pedí al tiempo que me puse a ayudarla en levantar los trastos de la mesa y le insistí un par de veces más.
    
    –Lo siento, no puedo. A ti no te gustaría que te lo dijera si ya habíamos quedado de vernos, ¿o sí? –preguntó.
    
    –Si fuéramos a vernos para coger, claro que no –contesté cínicamente.
    
    –Tampoco a él, pero… ¿Qué harías si él viene? –preguntó, seguramente maquinando algo, después de que me quedó claro para qué se vería con otro.
    
    –Lo que tú me dijeras… –contesté abrazándola y empecé a darle un buen faje que la calentó.
    
    –Por favor, espérame –me dijo después de un buen rato.
    
    Al separarse de mí se escuchó el chasquido que produjo la separación brusca de mi boca en su pezón. Se acomodó la blusa y la falda dejándome con la mano completamente húmeda de su flujo vaginal para dirigirse a su recámara. Lamí los dedos saboreando la humedad y disfrutando el olor fuerte que caracteriza a las putas.
    
    Escuché algo ininteligible pues ella había cerrado la puerta para hablar por teléfono. Me acerqué al rato, pues la conversación se prolongaba; pegué la oreja a la puerta y escuché algo parecido a “si no quieres así, ni modo, será otro día” y colgó el teléfono. De puntitas, me fui a la sala antes de que ella saliera de su cuarto, tomé un libro y me puse a hojearlo. Afortunadamente era un libro profusamente ...
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