1. Trío inesperado de Cornelio


    Fecha: 31/05/2023, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Ber, Fuente: CuentoRelatos

    Cornelio quería hacer el amor con su exmujer y ella ya tenía cita con su pareja de turno, así que no hubo más opción que atender a ambos machos… Este relato es una más de Cornelio, aunque al terminar de contármelo me dejó perplejo con la continuidad que él quería darle. Voy a contarla en primera persona, en voz de mi amigo.
    
    Yo andaba caliente pues desde hacía una semana que no me cogía a mi exesposa Stella; la deseo de manera más intensa que el primer día en el que pude hacerla mía. Ya era viernes, su hermana y mis hijos, con quienes ella vive, se habían marchado al rancho de su padre para pasar un fin de semana bucólico en ese paradisíaco lugar que mi exsuegro construyó al retirarse de sus negocios en una industria textil que tenía en sociedad con sus hermanos. Así que, sabedor de que estaría sola, fui a la hora de la comida para invitarla a comer y seguirnos el fin de semana juntos.
    
    –¡Hola, qué sorpresa! Tus hijos no están, se fueron al rancho con mi padre –dijo apenas abrió la puerta–. ¿No te avisaron?
    
    –Sí, pero vine para invitarte a comer, pues seguramente no hiciste nada especial estando sola –le dije para explicar mi presencia.
    
    –Pasa, no te quedes en la entrada –me dijo franqueando el paso–. Tienes razón, no hice nada, pero sobraron unos tamales y mole de mi tierra que preparamos mi hermana y yo para que ellos les llevaran a mis padres, así que mejor te invito yo –concluyó Stella, dándome un beso en la mejilla al traspasar el umbral.
    
    “¡Va a cenar Pancho ...
    ... hoy!”, me dije feliz de no haber obstáculo para cogérmela. Le regresé el beso, pero se lo di en los labios y la tomé del talle para llevarla a la sala y darme un “taco de ojo” viendo cómo se movían las tetas ya que no traía brasier, solamente una blusa de tela muy ligera, por lo que los pezones se notaban muy bien. Me ofreció un trago, que no acepté, y platicamos un rato. Al poco tiempo me dijo “Déjame calentar la comida, porque seguramente tú también tienes hambre”, dándome a entender que ella ya quería comer. Abrió las piernas para levantarse del sillón sumamente bajo donde se había apoltronado y me extendió su mano para que la ayudara a levantarse, pero mis ojos estaban clavados viendo que tampoco traía calzones y no me percaté de su solicitud implícita.
    
    –¡Qué ves! –dijo cerrando las piernas–. Ayúdame a levantar, no te distraigas…
    
    –¡Perdón! Es que me distrajo ver tan prometedor panorama –me justifiqué y la ayudé a levantarse, pero antes de que yo pudiera seguir dándole halagos me interrumpió.
    
    –No te emociones, que no estoy así para ti –dijo secamente dirigiéndose a la cocina.
    
    Sentí sus palabras como un chingadazo en plena cara. “No es para ti”, resonaba fuertemente en mi cabeza una y otra vez, enojándome y sintiendo celos de quien la habría gozado dejándola en ese atuendo, o quizá esperaba a otro… Mis conjeturas fueron interrumpidas al escuchar que desde la cocina me solicitaba que eligiera un vino rosado y lo llevara a la nevera. Escogí uno californiano que no ...
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