1. Hay cosas que nunca cambian


    Fecha: 25/05/2023, Categorías: Infidelidad Autor: Berni, Fuente: CuentoRelatos

    ... al asunto.
    
    Jordi la dejó unos minutos para comunicarle sus intenciones a su socio y después regresó con ella para desaparecer ambos por un pasillo que conducía a los lavabos y a otras estancias privadas a las que los clientes no tenían acceso. Abrió con la llave y encendió la luz, después cerró con pestillo para que no hubiese interrupciones. Había una mesa y varias sillas. En una pared, varios estantes servían de despensa para almacenar víveres, y en el suelo se apilaban cajas con bebidas y otros enseres.
    
    Carmen estaba caliente, no había dejado de estarlo en toda la semana. Jordi le quitó la chaqueta y contempló el par de tetas que se le insinuaban y que parecían querer escapar del suéter por el escote. Cogió ambas con las manos estrujándolas hasta hacerle daño. Seguidamente le arrancó literalmente el suéter y su mirada impúdica y lujuriosa le obligó a babear ante aquellas dos maracas. Del mismo modo se deshizo del sujetador y sus dedos le retorcieron los pezones como si pretendiese arrancárselos. Carmen empezó a jadear de las bruscas caricias, y su mano fue en busca de la tranca que tanto placer le dio en el pasado, comprobando que seguía en plena forma, pese a que su cautivador atractivo del pasado se hubiera esfumado.
    
    Jordi la besó sin dejar de magrearle las turgentes tetas. Le mordió el labio inferior hasta hacerle daño, pero fue un morreo breve. Inmediatamente le dio la vuelta con brusquedad y le bajó el pantalón vaquero para encontrarse con un tanga negro de ...
    ... lo más seductor que se adaptaba perfectamente a las dos nalgas que le estaban pidiendo a gritos que las azotara. Se escucharon dos sonoros cachetes que le pusieron las posaderas coloradas. Le bajó la pequeña prenda y Carmen terminó de quitarse los pantalones, quedando completamente desnuda, excepto los tacones para no estar descalza, con lo que mostraba una figura todavía más estilizada.
    
    Jordi la apoyó bruscamente sobre la mesa mientras contemplaba aquel divino culo dispuesto en bandeja de plata completamente a su disposición. A continuación se abrió la bragueta y extrajo su polla meneándosela ante el culo que tantas veces se folló. Le dio unos azotes en las nalgas con la verga, entretanto Carmen esperaba ansiosa que se la clavara.
    
    —¡Pídeme que te folle! ¿No es a lo que has venido, Carmen?
    
    —Sí —respondió anhelante.
    
    —¡Pídemelo!
    
    —¡Fóllame! —le rogó.
    
    —No te oigo.
    
    —¡Fóllame! —gritó.
    
    Jordi le paseaba el glande por la raja sin llegar a penetrarla, sólo retrasaba el momento, poniéndola cada vez más caliente.
    
    —Sigues siendo tan zorra como hace veinte años, aunque ahora vayas de pija refinada. ¿O me equivoco?
    
    Carmen deseaba que se la metiera de una vez y dejara de parlotear como un loro, y por ello movía el culo en busca de la esquiva polla que se demoraba en entrar.
    
    —Soy una zorra caliente. ¡Métemela de una vez! —Contesta Carmen.
    
    —Así me gusta Carmen, que no te cortes. Como antaño, ¿recuerdas? Vamos a recordar viejos tiempos.
    
    Con un estacazo le ...
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