1. Hay cosas que nunca cambian


    Fecha: 25/05/2023, Categorías: Infidelidad Autor: Berni, Fuente: CuentoRelatos

    Después de cuatro días seguidos de una persistente lluvia, parecía que el domingo el mal tiempo daba una tregua y dejaba paso a un sol radiante. Ricardo pensó que los niños tenían bien merecido salir, distraerse y disfrutar del buen tiempo que se había hecho de rogar durante días. Carmen objetó que tenía exámenes por corregir y quería aprovechar la mañana cuando sus energías estaban frescas, de modo que le exhortó a que se fuera él con los niños mientras ella se quedaba en casa corrigiendo, pero los críos no aceptaron un no por respuesta, y ante la insistencia de unos y otros accedió a regañadientes.
    
    Como si todo el mundo hubiese decidido salir de casa a la vez esa mañana y no quisiera nadie quedarse sin su porción de sol, las terrazas de las cafeterías estaban a rebosar de gente. Ricardo divisó en esos momentos a tres comensales que abandonaban una mesa en la que cabían ellos cuatro y se apresuró para que no la ocupara nadie. Los niños fueron los primeros en sentarse y coger las cartas para curiosear, después se sentó Carmen y finalmente Ricardo.
    
    Tuvieron que esperar cinco minutos para que les atendiera un camarero, dada la afluencia de gente.
    
    Los niños pidieron a voces un helado, a continuación Ricardo se pidió una cerveza para él y una coca cola para Carmen.
    
    —¿Carmen? —le preguntó el camarero al reconocerla.
    
    Ella se quedó un instante en blanco sin reconocer al camarero que parecía saber quien era ella.
    
    —Soy Jordi, ¿no te acuerdas? —le preguntó ...
    ... ignorando al que supuso que era su marido.
    
    Automáticamente la bruma de sus recuerdos se disipó y recordó al compañero de primero de carrera que le resultó irreconocible en un primer momento. Al parecer los años no habían sido muy benévolos con él, al contrario que con ella.
    
    Aquel primer año de carrera fue un año de excesos y despropósitos para Carmen en todos los sentidos, y Jordi formó parte de todas esas extralimitaciones. Con él se corrió muchas juergas, sobre todo sexuales. Evocó los polvazos que echaban en el asiento trasero del coche, e incluso rememoró cuando se la follaba salvajemente apoyada en el capó con esa polla que todas, por aquella época querían probar. Su relación con él sólo fue de festejos y jolgorio: beber, fumar porros y fornicar como descosidos. Fue un año de libertinaje, e infructuoso en los estudios, y tras un ultimátum de sus padres decidió centrarse y acabar la carrera de magisterio.
    
    Al recapitular, Carmen se ruborizó, pero intentó actuar con naturalidad como si aquellos hechos del pasado nunca hubieran existido.
    
    —Hola Jordi. Cuanto tiempo. No te había reconocido.
    
    —Ya, no me lo digas, estoy medio calvo, y con veinte kilos de más — bromeó.— Tú estás igual —le manifestó, por no decirle delante de su marido que seguía estando igual de buena que antaño.
    
    —¿Cuántos años han pasado? ¿Veinte?
    
    — Sí, más o menos.
    
    —Bueno, este es mi marido, y estos son mis dos hijos.
    
    Jordi le estrechó la mano a Ricardo y chocó las palmas con los ...
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