1. Hay cosas que nunca cambian


    Fecha: 25/05/2023, Categorías: Infidelidad Autor: Berni, Fuente: CuentoRelatos

    ... hundió la polla por completo en su desconsolado coño, arrancándole un grito con la contundente clavada.
    
    —Ya la tienes toda dentro, ¿no es lo que querías, zorrona?
    
    Carmen empezó a gozar con la tranca que arremetía en sus entrañas. Había olvidado la sensación de ser ensartada por él, y del placer que le producía, junto a los contundentes golpes de riñón que su amante le daba.
    
    —¡Joder Jordi, qué polla!…
    
    —¿Aún te gusta mi polla?
    
    —¿Por qué crees que he venido, capullo? ¿Por tu barriga cervecera?
    
    —Qué puta que eres, Carmen.
    
    Los jadeos y los gritos se adueñaron de la estancia y Carmen notó que se corría enseguida. Hubiese querido aguantar un poco más y demorar el momento, pero un gran placer la invitó a abandonarse a él y se instaló sus entrañas. No pudo soportarlo y en un rápido movimiento se zafó del falo que le estaba apaleando el coño y se meó, mientras el potente orgasmo la sacudía y el pis escapaba a presión de su vejiga. Cuando remitió el squirting, la polla se le volvió a incrustar y retomó el clímax, gimiendo del mismo modo que lo recordaba antaño.
    
    —Menuda zorra estás hecha. Me has puesto perdido —se quejó.
    
    —Tú te lo has buscado por ser tan cabrón.
    
    —Pensé que te gustaba que lo fuera. ¿Qué te gusta, hacer el amor con tu marido o follar conmigo?
    
    —Follar contigo —le respondió con total sinceridad.
    
    —Pobre cabronazo —se compadeció—. Pues follemos.
    
    Jordi le dio la vuelta y la recostó sobre la mesa, le abrió las piernas y se entregó a la ...
    ... almeja que tantas veces se comió. Las caderas de Carmen se retorcían ante la lengua que la estaba torturando en busca de algo más duro. Dos dedos resbalaron hacia su interior y Carmen exhaló un suspiro de placer que invitó a Jordi a fornicarla con los dedos buscando el punto que sólo él sabía encontrarle.
    
    —¡Métemela ya! No me tortures.
    
    —Tienes que pedirlo bien.
    
    —¡Dame polla cabronazo!
    
    —Así me gusta. Que te pongas muy puta.
    
    Jordi se enganchó sus tacones a sus orejas y la volvió a penetrar, y con ello le arrancó un grito de placer
    
    —¡Fóllame! No pares de follarme que me va a venir enseguida. ¡No pares! —repitió.
    
    Ahora tenía acceso a su clítoris sin que su verga le diese tregua a su coño. El pulgar le trabajaba el hinchado botón a la vez que su taladro hacía de percutor en su coño, llevándola de nuevo a un segundo orgasmo entre gritos y jadeos, y al remitir quedó exhausta y tirada encima de la mesa.
    
    —Me has dejado hecha un higo, cabrón.
    
    —Hecha un higo voy a dejarte cuando acabemos. ¿Crees que ya hemos terminado? —le dijo mostrándole y balanceando su desmesurada erección.
    
    —¡Toma! ¡Arrodíllate y ora! —le ordenó cogiéndose la polla con la mano.
    
    —¡Joder Jordi! Qué animal eres. Hay cosas que nunca cambian —dijo Carmen cogiendo el madero en toda su extensión.
    
    —¡Vamos, mámamela como lo hacías en el Seat Ibiza, cabrona.
    
    Carmen se aferró al cipote con las dos manos y lo engulló hasta que su boca no dio más de sí. Cuando comprobó el tope se dedicó a la ...
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