1. Vacaciones en Cullera


    Fecha: 24/05/2023, Categorías: Infidelidad Autor: Gargola, Fuente: CuentoRelatos

    ... a parecer una colegiala cuando tiene sexo por primera vez. Mi marido sigue empujando y yo intento moverme para sincronizarme con sus movimientos y para acelerar su placer que no tarda mucho en llegar, ya que, con toda la razón del mundo, él prefiere prolongar el acto, pero sobre todo, que ambos encontremos el placer a la vez.
    
    Me pregunta qué me pasa, sin embargo no puedo darle una respuesta porque no la tengo. ¿O sí? Lo único que puedo decir es que esos calentones no son normales. Por lo general tengo bastante control sobre mis orgasmos, en cambio, ahora me está siendo difícil mantenerlo.
    
    Al día siguiente bajo sola a la playa porque mi marido ha pedido pista para jugar al tenis con un vecino. Yo no tengo ningún interés en jugar, y mucho menos en ver como juegan, por consiguiente, cojo mi bolso, con mi toalla, mi pareo, mi crema protectora y mi libro, entre otras cosas y me dirijo a tomar mi ración de sol mañanero.
    
    Antes de aplicarme protector me quito la parte superior del bikini, a continuación me pongo la crema y me tumbo boca abajo a leer. Estoy abstraída en mi lectura y no me doy cuenta de que mi admirador ha colocado su toalla cerca de mí. Me entero cuando lo tengo al lado y me saluda con un “hola”. Yo me doy la vuelta y reparo en que no llevo la parte de arriba del bikini, de tal modo que es inevitable que vea mis tetas. Sus ojos se abren de par en par intentando que se llenen de ellas. Yo me cubro, después me incorporo y ato el lazo detrás.
    
    —Por mí no lo ...
    ... hagas, —me dice él.
    
    —No lo hago por ti, —le respondo.
    
    Me dice que se llama Felipe, pero para mí es Zipi.
    
    —Yo me llamo Elsa, —le digo dándole la mano.
    
    —¿Puedo sentarme? —me pregunta, y obviamente le digo que sí.
    
    —Hoy has venido sola por lo que parece.
    
    —Las pillas al vuelo, —le digo intentando hacer una gracia que él me ríe. A continuación acerca su toalla hasta mi posición y se sienta a mi lado.
    
    —Te he estado observando estos días, —comenta, pero antes de que siga le interrumpo.
    
    —Ya me he dado cuenta de tus miradas.
    
    —Espero que no te haya molestado.
    
    —Bueno, no has sido muy discreto que digamos.
    
    —Tienes que perdonarme, pero es que no lo podía evitar. Eres demasiado atractiva para dejar de hacerlo.
    
    —¿Suele funcionarte ese sistema para ligar?, —le pregunto.
    
    —No siempre, —se sincera. —¿Ha funcionado?, —me pregunta, y yo no respondo, pero me sonrío y supongo que él entiende que sí.
    
    Aunque vaya con aires de lanzada, estoy un poco nerviosa y decido aplicarme un poco más de crema para tener algo que hacer. Él se ofrece a ponérmela por la espalda en vista de que mis manos no llegan y yo acepto con ciertas reticencias decorosas, pero encantada de que lo haga.
    
    Empiezo a notar sus dos manos esparciendo la crema y soy consciente de que los movimientos son más lentos de lo que deberían para que la piel absorba la crema, sin embargo, me gusta como lo hace. Para mí son caricias e imagino que sus intenciones van en la misma dirección. Sin decirme nada ...
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