1. Espectro sexual


    Fecha: 15/05/2023, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... inquieta ahora. Su amigo, sin embargo, se hallaba la mar de tranquilo. No era nada raro si se tenía en cuenta que acababa de fumarse dos porros.
    
    —¿Estás lista? —le preguntó el muchacho mientras terminaba de meter varias cosas en su mochila.
    
    Tan ensimismada como estaba en sus miedos, ni se había enterado de la pregunta.
    
    —¡Oye! —dijo Diego al tiempo que chasqueaba sus dedos al lado de la oreja de Almudena.
    
    Al instante, la chica se revolvió un poco nerviosa y miró bastante cabreada a su amigo.
    
    —Pero tío, ¿¡qué coño haces?! —exclamó molesta.
    
    —Reanimarte, que te veo ausente por completo —se explicó el chaval con jocosidad—. De verdad, estás rarísima.
    
    Quería meterle un puntapié, pero se contuvo. En más de una ocasión, Diego podía llegar a ser insoportable. Lo miró muy enojada, aunque su enfado se disipó al fijarse en lo que llevaba en una mano.
    
    —¿Qué haces con eso? —inquirió intrigada.
    
    El chico, al ver a que se refería, la zarandeó un poco con la mano para acércasela y que la viera mejor.
    
    —Es la cámara GoPro de mi hermano —le explicó sin demasiada ceremonia—. Pienso grabar todo lo que haya allí entro. ¡Igual vemos un espectro y todo!
    
    Eso último la inquietó bastante.
    
    —Eso es una gilipollez. Allí dentro no vamos a encontrar nada.
    
    Sus palabras dejaron bastante extrañado a Diego, aunque no les dio demasiada importancia.
    
    —Lo que tú digas —espetó sin más—, pero cuando en unas semanas salga el video en el canal de Dross*, no esperes que te ...
    ... mencione.
    
    Prefirió pasar de él. Vio cómo se ponía la cámara en la frente, dejándosela bien atada alrededor de la cabeza. Estaba ridículo. Luego, se volvió a Almudena y levantó el pulgar para concluir que ya estaban listos. Por dentro, la chica se moría de vergüenza.
    
    —Andando, que nos espera una buena noche —anunció el chaval con demasiado entusiasmo.
    
    Almudena suspiró llena de frustración. Si, les esperaba una buena noche.
    
    Fuera, la oscuridad ya había caído.
    
    Mientras transitaban las calles, iluminadas por las farolas, vieron como varios niños, disfrazados y acompañados por sus padres, se preparaban para pedir caramelos de puerta en puerta. Almudena se sorprendía de como una fiesta extranjera como Halloween se había adueñado tan fácilmente del país y ahora, se consideraba como algo normal. Antaño, ella también hizo lo mismo, aunque lo cierto era que nunca le gustó. Siempre lo consideró como una costumbre ridícula.
    
    Continuaron su avance sin demasiado escandalo mientras iban dejando el vecindario atrás y se adentraban en un solitario camino que los llevaría hasta la casa de los Araujo. Mirando a un lado y a otro, Almudena sintió como un súbito agobio irrumpía de repente en ella. Aquel lugar estaba demasiado solitario y presentía que algo peligroso podría pasar.
    
    —Deberíamos haber ido en coche —comentó la chica alterada.
    
    Su amigo, que iba un poco más adelante, se volvió al escucharla.
    
    —Claro, espérate le pido las llaves a mi hermano —dijo de forma ...
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