1. Espectro sexual


    Fecha: 15/05/2023, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... interesaban los niñatos de su edad. A ella quienes le atraían eran los hombres de verdad, más mayores, sexis y experimentados. Hasta ahora no había tenido suerte, pero algún día, encontraría al adecuado.
    
    Le pidió a Diego que le pasara el porro y eso hizo el chaval. Lo atrapó entre sus labios y aspiró con ganas. Dejó que sus pulmones se llenasen del fuerte aroma que tanto la embriagaba. Luego, lo dejó expulsar, como si con ello pretendiera también abandonar sus problemas. De esa manera, se mostró más decidida ante lo que se disponía a hacer.
    
    —Muy bien, si tan empeñado estás en ir a ese sitio, yo voy —dijo con decisión, aunque se mostró dudosa de si debió de lanzarse.
    
    Al oírla, Diego, que parecía en estar en otro mundo, se quedó sorprendido. No parecía esperar que su amiga fuera a decirle que si al final.
    
    —Coño, pues me alegras —comentó animado el muchacho—. ¡Ya no tenía nada más que hacer esa noche!
    
    Había algo en sus palabras que no le gustaron ni un pelo a Almudena. ¿Acaso quería que lo acompañase a esa casa para ver si así tenía alguna oportunidad de mojar con ella? Como ese fuera el plan, le metería un buen puntapié en los mismísimos e iría él solito a ese tugurio. Sin embargo, sabía que Diego no era capaz de algo tan malvado. La única vez que se le insinuó fue una noche en una fiesta, algo borrachos y no llegaría a la categoría ni de sutileza. De hecho, el chaval estuvo por varios días muy avergonzado. Así que por eso, no tenía que preocuparse, pero de la ...
    ... casa… Esa era otra historia.
    
    —Entonces, que quede claro —comenzó a planificar Diego—, a las seis te vienes para mi casa y a eso de las ocho y media vamos para allá.
    
    —Vale —respondió Almudena.
    
    Tras concluir, le pasó el porro a su amigo, quien terminó de apurarlo. Luego, lo tiró y empezó a prepararse uno nuevo. Mientras tanto, la chica se puso a pensar si había sido una buena idea aceptar su propuesta de ir a la casa de los Araujo. Estaba claro que no le gustaba, pero, por otra parte, ella no era ninguna gallina. Iría, aunque con reservas.
    
    Lo que tenía claro era que en ese sitio no había fantasmas. Eso pensaba, claro.
    
    El parapsicólogo
    
    —¡Almudena!, ayúdame a sacar la leche, anda —gritaba su madre desde la calle.
    
    La chica, que acababa de entrar para dejar ya dos de las bolsas de la compra, tuvo que volver afuera muy fastidiada. Si había algo que detestara era ir al supermercado con aquella insoportable mujer. No solo tener que tirar del carrito por todos los pasillos mientras ella echaba lo que veía más barato y no lo que estuviera rico, sino además, tener que ayudarla ahora a meter todo en casa. Siempre le tocaba llevarse lo más pesado.
    
    De nuevo en la calle, fue hasta el maletero del coche y cogió las dos cajas llenas de botellas de leche. Pesaban una tonelada cada una, por lo menos. Mientras las llevaba para adentro, alguien se acercó a ambas.
    
    —Muy buenas —dijo una voz algo entrecortada.
    
    Al volverse, Almudena vio a un hombre en los treinta años con ...
«1234...25»