1. Espectro sexual


    Fecha: 15/05/2023, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... gafas que miraba a su madre y a ella con cierta reserva.
    
    —¿Que quiere? —preguntó la mujer al ver a tan peculiar tipo.
    
    —Verá, me llamo Guillermo Díaz y me gustaría hacerles unas preguntas.
    
    Madre e hija se miraron extrañadas. Lo último que esperaban era cruzarse con un personaje tan raro, aunque a la muchacha le resultaba llamativo.
    
    —¿Es periodista? —preguntó Almudena. No sabía por qué, pero, por sus pintas, tenía la sospecha de que ese hombre parecía trabajar en un periódico o en una cadena de noticias.
    
    Al escucharla, el tipo sonrió.
    
    —No, soy parapsicólogo.
    
    —Parapsi… ¿qué? —dijo su madre extrañada.
    
    A Almudena le faltó poco para echarse a reír ante la reacción de su vieja. El recién llegado miró a ambas sin saber muy bien que decirles.
    
    —Me dedico a la investigación de fenómenos paranormales, señora —dijo el tal Guillermo—. Cosas como fantasmas, ovnis, criaturas desconocidas para la ciencia…
    
    La mujer seguía sin poder asimilar la información que le estaba dando. Su hija se lo estaba pasando en grande mientras veía como trataba de encajar todo.
    
    —Es como Iker Jiménez, el de Cuarto Milenio —comentó Almudena—. Ya sabes, el programa ese que echan los domingos por la noche.
    
    —Ah, si —recordó su madre—. Eso siempre ve tu padre cuando no hay futbol.
    
    —Más o menos —aseveró Guillermo—, aunque yo trabajo para una revista, no en la tele.
    
    Al oír esto, la mujer se adelantó un par de pasos, adecentándose un poco su largo pelo marrón claro, igualito al de ...
    ... la chica. Parecía que estaba arreglándose un poco, cosa que disgustó a Almudena. Detestaba que su madre fuera tan presumida.
    
    —¿Y qué es exactamente lo que quiere preguntarme? —dijo con un tono de voz que sonaba elegante, aunque a la chica le resultaba ridículo.
    
    Guillermo, notando que parecía tener oportunidad de entrevistar por fin a alguien, se acercó más a la mujer y preguntó:
    
    —Dígame, ¿qué sabe de la casa de los Araujo?
    
    La madre de Almudena quedó en ese momento paralizada. Era como si el hombre la hubiese hipnotizado y ahora no se pudiera mover. La chica se asustó y, de hecho, pensó en acudir para ver si estaba bien. Por suerte, no tardó en reaccionar.
    
    —No sé nada de ese sitio —contestó la mujer de forma repentina—. Si ha oído algo, no son más que habladurías. Ese lugar está abandonado. Eso es todo lo que sé.
    
    Tras su respuesta, la madre de Almudena volvió al coche para coger un par de bolsas y llevárselas para dentro. El parapsicólogo se quedó un poco sorprendido ante la reacción de la mujer. No sabía qué hacer en esos momentos. De repente, su mirada se volvió hacia la chica.
    
    —Y tú, ¿sabes algo de esa casa?
    
    Almudena se sintió algo agitada ante la pregunta, no tanto porque se la hiciera, sino por como la miraba. Y para qué negarlo, el parapsicólogo era guapo. No tenía el cuerpo musculoso ni irradiaba masculinidad por sus poros, pero tenía un encanto natural. Su sonrisa, esa expresión sosegada en su cara, los ojos azules brillando bajo las lentes de ...
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