1. Sumiso de la Señorita R


    Fecha: 23/04/2023, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Legasex, Fuente: CuentoRelatos

    Yo nunca había tenido dioses, nunca hasta ahora, hasta que conocí a la Señorita R. Es mi señora y me ama y yo no soy más que un perro que aun está por educar, pero ella ha decidido hacerlo. Ha decidido adiestrarme con un único objetivo, su placer. Y yo estoy encantado con ello, soy feliz viéndola gozar, incluso disfruto más con los pocos orgasmos que pueda arrancarle a ella que con los míos propios, y estos últimos están siempre bajo su estricto control.
    
    Llevamos algún tiempo hablando, la conocí una aburrida tarde de domingo mientras mataba el tiempo por Internet. Yo buscaba alguien a quien servir, y a ella no le importó hablar con alguien sin demasiada experiencia. Me dijo que tenía 32 años y que desde hacía tiempo quería un perro al que educar. Esa primera conversación duró bastante tiempo, quería conocerme, saber si podía desplazarme, y estar segura de sí valía la pena perder todo el tiempo que iba a invertir en mi educación para quizás al final decepcionarla.
    
    Y después de casi dos semanas voy a conocerla. Ayer me dijo por fin de donde era, que no pensaba decírmelo hasta que no estuviese segura de querer aceptarme en su casa, y ahora mismo estoy entrando en el bar donde hemos quedado. En algo más de media hora he llegado. Estoy nervioso, el momento tan anhelado se acerca y un excitante y morboso sentimiento de miedo se apodera de mí. No estoy muy seguro de donde me estoy metiendo, pero abro la puerta del bar y entro. Que sea lo que dios quiera, lo que mi señorita R ...
    ... quiera más concretamente, pienso con ironía. La suerte está echada.
    
    La señorita R estaba sentada en una mesa, tomando un café y ojeando el móvil, como si nada de lo que allí pasase tuviese algo que ver con ella. Mientras bebía un poco de su taza oyó la puerta del bar y alzo la vista. Allí estaba su perrito, puntual a la cita. Ella había llegado algo antes, le gustaba hacerlo, le daba la oportunidad de observar tranquila a su presa, de ver como se comportaban en esa situación, mirarle a los ojos y contemplar el miedo, la excitación o el nerviosismo en su mirada.
    
    Entré al bar, y fui hacia la barra. Sentía mi corazón acelerado golpear contra mi pecho y estaba seguro de que todo el bar podía oírlo. Pedí una cerveza sin alcohol y eché un rápido vistazo por las mesas, buscando a la Señorita R, pero no la vi y me sentí aún más nervioso, ¿había hecho el viaje en balde? Me puse a hablar con el camarero de temas sin importancia, el tiempo y cosas así. Cuando llevaba un rato ya y la cerveza casi acabada noté una presencia a mi espalda y una mujer apareció por su izquierda.
    
    - Me cobras por favor –le dijo al camarero y este se fue con el billete de veinte que le había dado ella y volviéndose hacia a mí me dijo- llevo observándote desde que has entrado, creo que lo pasaremos bien, voy a hacer de ti mi juguete, te voy a educar como al perro que eres y me darás las gracias por ello. ¿Entendido?
    
    - Si Señora –contesté bajando la mirada al suelo- gracias Señorita R.
    
    - Así me gusta ...
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