1. Serendipia


    Fecha: 22/04/2023, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Chicles, Fuente: CuentoRelatos

    ... preguntaba qué había pasado. La fuiste a dormir mientras él, ya repuesto de su euforia y la sorpresa, salió de tu casa. “La explicación, si se llegara a necesitar, sería que mi hija tuvo una ensoñación”, dijiste cínicamente en el grupo de terapia la siguiente tarde.
    
    Se esmeraban en estar juntos el mayor tiempo posible, incluso procuraban usar un solo auto. Una vez que tu amante pasó por ti a donde estudiabas, escucharon una voz que te llamaba, voltearon y vieron que alguien corría hacia ustedes.
    
    —Espérame, amor —ordenaste y te adelantaste a recibir al profesor de física que pedía hablar contigo.
    
    “Sí, después nos vemos”, fue lo único que tu amante pudo escuchar antes de que despacharas a tu interlocutor.
    
    —¿Qué pasó? —preguntó intrigado al ver que regresabas malhumorada.
    
    —Nada. ¡Pinche güey, que espere sentado pues se va a cansar…!
    
    Llegaron en silencio al auto. Te abrió la puerta. Cuando él subió para quedar al volante de tu carro, después de que te abrocharse el cinturón de seguridad, los recuerdos removieron aún más el enojo que sentiste aquella vez en las peñas.
    
    —¡Pinche güey! —repetiste.
    
    —¿Qué te dijo o qué te hizo? —insistió.
    
    —Nada, sólo quiere coger. ¡Está jodido! Hace como seis meses me llevó a las peñas, me calentó un poco, me bajó los calzones y, sin nada más, me cogió, se vino luego y ya. Me dejó toda caliente. No lo volví a buscar más. Ahora que otra vez me vio, me está invitando a volver a dar un paseo. “Sí, después”, le dije. ¡Ya mero ...
    ... que voy a querer otra vez…! —explicaste, entre más detalles, sin mayor recato y presa todavía del enojo que te trajo el recuerdo.
    
    Tu amante, después de escucharte, sonrió. Él se sentía afortunado de amarte, de haber encontrado a una mujer que lo llenaba y, también, de poder satisfacerte completamente. Antes de echar a andar el motor te besó apasionadamente, al tiempo que su mano acarició tu rodilla y fue subiéndola…
    
    —La verdad, yo lo entiendo, una mujer como tú no debe desperdiciarse —te susurró en el oído mientras su dedo acariciaba tu clítoris. Tu vagina comenzó a humedecerse.
    
    —¡Vámonos, porque aquí nos pueden ver! —exigiste riendo y le retiraste la mano que te acariciaba.
    
    Aunque nunca se lo dijiste, él no estaba ajeno a la búsqueda de amor que habías hecho, eran muchos los indicios para inferirlo, y hoy tenía una comprobación más; también lo percibió una mañana, a pleno sol, en tu auto, pues en ese mismo estacionamiento de la escuela donde estudiabas habían hecho el amor a petición tuya, y cuando se retiraban le expresaste: “ya te cogí donde yo quería: en mis terrenos”, como recordando algo que alguna vez hiciste o quizá dejaste pendiente. Ciertamente hubiera repetido la acción este día, pero se lo impediste. Esta vez, al salir del estacionamiento, él te dio una explicación sobre lo que pudo haberle pasado a tu profesor de física.
    
    —Eres tan hermosa y estás tan buena, que se calentó excesivamente, por haberte acariciado durante el camino. Así, al llegar a las ...
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