1. Serendipia


    Fecha: 22/04/2023, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Chicles, Fuente: CuentoRelatos

    ... matorrales. Quedaron frente a frente. Se besaron y acariciaron lo suficiente para que quitarse las ropas fuera ya una exigencia. Comenzaron a hacerlo y sus pechos pudieron sentir el roce de la piel. Después de un beso más su boca se prendió de una de tus tetas y mutuamente se desabrocharon los pantalones; te los bajó de golpe con todo y pantaletas donde se apreciaba el brillo de tu humedad, y cuando su cara pasó por tu mata lo enardeció la fragancia que despedía tu vulva. Se terminó de bajar el pantalón y casi de inmediato, de pie, te penetró cuando separaste un poco las piernas, pues estabas sumamente mojada y excitada. A los pocos segundos supiste que él había terminado: suspendió el movimiento, quedó exhausto, separo sus manos de tu excelso trasero y sentiste cómo salió flácido su miembro. Tú seguías encendida, tu lengua siguió lamiendo los vellos de su pecho, pero él ya no reaccionó a tu petición implícita. Se agachó, besó tu vientre, levemente fofo en aras de la maternidad consumada doblemente, te subió las pantaletas y después el pantalón. Te abrazó antes de que se cubrieran el torso y te dio un beso más; todo lo hizo en silencio sin percatarse del enojo que te causó la frustración Cuando sentiste más mojada la pantaleta, seguramente porque tu flujo arrastró al abundante esperma que él había descargado, hiciste una mueca de sonrisa al tener la claridad de que tú no podrías enamorarte de alguien así; él, confundiendo tu gesto, te correspondió con una auténtica ...
    ... sonrisa de satisfacción y te besó la nariz. Regresaron tomados de la mano por el mismo camino, callados, pero la satisfacción que resplandecía en su rostro hizo que tu enojo tardara más en calmarse.
    
    Ya no se encontraba el otro maestro en el cubículo cuando ustedes llegaron. Él se sentó y tú preferiste permanecer de pie. Sacó los exámenes del portafolios, miró rápidamente cada una de las hojas del tuyo y, aunque había errores evidentes que implicaban una calificación reprobatoria, sólo musitaba algunas cosas que leía y asentía con la cabeza. Al terminar de mirar tu examen escrutó la lista, vio las calificaciones anteriores, tomó la pluma y anotó “B” (bien) en el acta de examen sin darte tiempo a que preguntaras algo.
    
    —Pues ya pasaste —dijo sin más, llenó la boleta correspondiente y al cruzar la calificación de “B” precisó: —“B” de bien, aunque si se tratara de físico y no de física, pondría “MB”, ¡muy bien!
    
    Te extendió la boleta acompañándola de una sonrisa. Aunque te molestó su comentario, pues sentiste que habías pagado por la calificación ya que estabas segura de que tu promedio difícilmente alcanzaría una “S” (suficiente), no mostraste tu enojo. “Gracias”, dijiste al tomar tu bolso y los cuadernos que habías dejado sobre el escritorio cuando salieron al paseo.
    
    —Gracias por las clases —precisaste—, por lo que me enseñaste, por todo… —y tú misma te interrumpiste, pues te dieron ganas de ser sarcástica para mostrar la frustración que tuviste, pero preferiste reprimir ...
«12...456...»