1. La decoradora de interiores


    Fecha: 16/03/2023, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... que me mirase a los ojos. Quería que me mirase con esos ojazos azules que antes me habían hipnotizado. Sonreí, esperando también esa sonrisa suya que desde hacía un par de días me había acompañado al masturbarme. Cuando supo lo que esperaba, me agarró del pelo, entrelazó sus dedos detrás de mi cabeza y me miró fijamente con sus ojazos azules, y me sonrió mordiéndose el labio de abajo. Entonces nos fundimos en un beso lleno de pasión, como dos amantes se besan, llenos de deseo. Y solo entonces empecé a follarla. Poco a poco, fui acelerando mis movimientos, haciendo que mi polla saliese más de ella, hasta casi sacarla entera, y volvía a hundirla hasta el fondo, cada vez más deprisa, cada vez con más fuerza. Separó su boca de la mía y gimió en mi oído. En ese justo momento paré de follarla.
    
    M – Qué haces? No pares, fóllame!!!
    
    Y – Si dejas de besarme, dejo de follarte. Así que tú verás lo que prefieres.
    
    No se lo pensó ni un momento. Entendió perfectamente quien llevaba las riendas y empezó a besarme con una pasión y un deseo que me volvían loco. Cada vez que la golpeaba al hacer fondo, gemía más fuerte pero no osaba separar su boca de la mía, su lengua siempre pegada a la mía. Besar siempre me ha parecido la actividad más placentera de todo lo que envuelve las relaciones con las mujeres, y este polvo estaba siendo el mejor que había echado en mucho tiempo.
    
    Fui acelerando el ritmo y su cuerpo no tardó mucho en empezar a dar síntomas de que su orgasmo se acercaba. ...
    ... El mío también estaba cerca. Me estaba gustando tanto follarla mientras nos besábamos de esa manera que sentía que no podría aguantar mucho más, así que cuando ella tensó su cuerpo y separó su boca de la mía para expresar su placer, no pude aguantar más y también yo me corrí. Puede sonar a tópico, o a la típica expresión repetitiva, pero os aseguro que por la intensidad del momento, por la pasión que los dos habíamos puesto en el acto, y por el deseo y el morbo acumulado, aun lo recuerdo no solo como uno de los mejores polvos, sino también como uno de los mejores orgasmos que he tenido.
    
    Nos quedamos los dos exhaustos, abrazados, recuperando el aliento. Le acaricié la cara, la empecé a besar de nuevo. La miraba, ambos con los ojos abiertos mientras nos besábamos, llenos de dulzura, con absoluta calma. Ninguno hablaba, solo nos acariciábamos y nos besábamos. Mi polla fue perdiendo vigor poco a poco dentro de ella mientras el tiempo se había detenido y nosotros seguíamos besándonos.
    
    Al final nos recompusimos, y por fin ella tomó las medidas que había venido a tomar. No le pregunté si había venido ella porque su empleada no podía, o si vino realmente pensando en que ocurriese esto, pero la verdad es que tampoco me importaba el motivo.
    
    Al bajar a la calle le ofrecí tomar un refresco en el bar, pero su agenda ya no daba para más, así que la acompañé a su coche y le di dos besos, y con sus preciosos ojos azules clavados en los míos y una de sus sonrisas especiales, nos ...
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