1. Mi prima se viste de novia (Capítulo 5)


    Fecha: 05/02/2023, Categorías: Incesto Autor: Usuario PsyExA, Fuente: CuentoRelatos

    ... juego! Su mensaje debía ser simplemente amor. Puro. Sin temor. Y debería escribir otra historia nueva para poder explicarle a quien no entienda que la pasión y el deseo, son la forma más humanamente pura de amor que puede existir entre dos personas que comparten esos sentimientos.
    
    En fin, salí de la ducha sintiéndome un campeón. Con la seguridad de que mi morbo más perverso, tarde o temprano, se haría realidad. Podría llevarme un tiempo, era cierto, pero se haría realidad. No tenía más dudas de eso.
    
    Cuando llegué al trabajo lo primero que hice fue cambiar la fecha de mis vacaciones. Pensaba irme, en enero, unos quince días a Cancún, pero las adelanté para quedarme en casa. Lamentablemente había calculado que ese lunes sería mi último día allí, pero sólo pudieron acomodarme para tomármelas a partir del viernes. Podría haber sido peor y no me quejé. Me quedaban sólo cuatro días y tocándole el culo a mi prima todas las noches, se me pasarían volando.
    
    Al llegar a mi departamento, Julia ya me esperaba acostada, con el orto entangado para arriba, sus codos apoyados en el colchón y en sus manos, el celular. Vestía igual: la misma musculosa y la misma bombacha sucia con leche.
    
    Pensé en sacarme el pantalón y tirarme a su lado a meterle mano, pero recordé mi táctica. “No importa cuánto te lata la pija”. Pensé también que podría ir a saludarla con un beso, tiernamente preguntarle cómo estaba y darle un pequeño masaje en la espalda. Lentamente bajar una mano hasta el culo y ...
    ... jugar con mis dedos en la tanguita. No tendría por qué negarse a eso. Sería una buena oportunidad para besarle los hombros primero y luego la espalda, sobre la musculosa, desde arriba hasta abajo, hasta que la prenda se termine. Levantarla un poco para besar la piel de su zona lumbar y a la vez tener su cola bien a la vista. La mano bajaría despacio hasta su concha y ella ya excitadísima se daría vuelta pidiéndome por favor que se la chupe un poquito, o que le meta aunque sea un dedo. Bien sabido es que de los dedos a la pija hay tres minutos de distancia.
    
    Cuando la verga me apretó el pantalón volví a mis cabales. “No importa cuando te lata la pija”, me repetí. Esta operación era bastante compleja y no podía darme el lujo de cometer absolutamente ningún error.
    
    -Ya llegué, Ju. Vení a tomarte unos mates.
    
    Se notaba que había estado llorando, pero eso no era lo único que había estado haciendo. Por su mirada sospeché que, hasta no hacía mucho tiempo, también se había estado tocando la almeja. Cuando se sentó a mi lado, ya con el mate preparado, la tomé de las manos y al besárselas confirmé mi sospecha. Ella soltó una sonrisa que me resultó medio pícara y yo le pregunté cómo había estado, si ya se encontraba mejor.
    
    -Mal, Rodrigo. ¿Cómo voy a estar? Hubiese sido mejor que me deje plantada en el altar -me respondió, haciéndome seña de que le sebe uno.– Me estuvo llamando todo el día el pelotudo encima. Tuve que bloquearlo.
    
    Le acaricié el rostro cómo respuesta y ahora ...
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