1. Sometida por el bully de mi hijo (2)


    Fecha: 19/01/2023, Categorías: No Consentido Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    ... abiertas, totalmente expuesta, frente a él. Miré por la ventana, que tenía la persiana a medio cerrar. También tenía una cortina, pero si alguien miraba hacia adentro, desde el ángulo correcto, podría ver lo que estaba pasando. Pero no quise pedirle que lo hagamos en otro lugar. No quería pedirle nada.
    
    Robi se deleitó con la vista que yo le ofrecía, durante un rato. Después se arrodilló, tomó mis piernas y las levantó.
    
    -Quedate así - ordenó.
    
    Era imposible mantener la postura, sin ayuda de mis manos, así que agarré mis tobillos con ellas. Me sentí como un pedazo de carne en el mostrador de una carnicería.
    
    Robi apoyó sus manos en mis nalgas. Arrimó su rostro y saboreó mi sexo. Fue directo al clítoris. Mi cuerpo, contrario a mi alma, reaccionó favorablemente ante el estímulo.
    
    Sus ojos, que estaban por encima de mi pubis, me observaban a medida que su lengua babosa masajeaba insistentemente en el mismo lugar. Estuvo un buen rato degustando mi sexo, luego enterró un dedo en mi vagina, y descubrió lo que yo temía: estaba mojada.
    
    -Apurate, por favor. -supliqué. La sola idea de imaginar a mi hijo viendo la escena, me hacía temblar de pánico.
    
    Robi se puso de pie.
    
    -Vení acá -dijo, agarrando su sexo, durísimo con la mano.
    
    Era delgado y largo, y sus venas marcadas reflejaban su potencia juvenil.
    
    Me arrodillé a sus pies, como si fuera mi amo.
    
    -Empezá por acá. - dijo, señalando sus testículos. Por suerte los tenía depilados Aunque el vello ya empezaba a ...
    ... crecer, y raspaba mi lengua.
    
    -Mirame a los ojos. - dijo.
    
    Obedecí. Miré sus diabólicos ojos verdes, y tal como él lo había hecho, reparé en cada cambio en su fisonomía, mientras le daba placer con mi lengua.
    
    Subí, lentamente, por su largo tronco. Sabía a sudor y a semen. Su rostro se transformó cuando empecé a masajear el glande. Muy a mi pesar, mientras mamaba la verga de aquel pendejo malvado, sentía cómo mi sexo segregaba más y más fluido.
    
    Me concentré en ese lugar. En la cabeza. Si había aprendido algo en mis tiempos de puta, era que había que concentrarse ahí si se quería hacer acabar rápido al cliente. Acompañé mis masajes linguales con dulces movimientos de las yemas de mis dedos en sus testículos. Robi gimió de placer. Y como una especie de premio, tomó mi mentón, levantó mi vista, y me sonrió con ternura.
    
    Estaba a punto de terminar mi tarea. Sentí cómo los músculos de Robi se contraían. Pero él me ordenó que me detenga.
    
    -¡Pero ya van a venir! - Me quejé.
    
    - Todavía no mandaron mensaje. A esta hora todo el mundo sale a comprar. Deben estar en la cola todavía - dijo, y rio al verme preocupada.
    
    Me agarró de la cintura, y me ayudó a levantarme. Me empujó hasta el sofá de nuevo. Agarró mis piernas y las flexionó.
    
    -Quedate así - ordenó de nuevo.
    
    Con ayuda de mis manos, quedé a su merced, con las piernas completamente abiertas, flexionadas, y suspendidas en el aire.
    
    Era impresionante la diferencia que había entre los muchachos de ahora con los de ...