1. Plantando la bandera.


    Fecha: 15/12/2022, Categorías: Voyerismo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... dedos fueron recorriendo la cara interna de los muslos, convergiendo hacia su sexo, Pilar noto un aumento del hormigueo y de la sensibilidad en la zona. Su clítoris empezaba a mandarle señales para reclamar sus caricias. Aún se regodeo un rato más sintiendo cómo se humedecía.
    
    Estaba yendo demasiado lejos así que decidió tumbarse y hacer lo que se supone que había venido a hacer: tomar el sol desnuda.
    
    Cuándo tomaba el moreno en la playa, habitualmente la embargaba un dulce sopor, pero en esta ocasión estaba demasiado agitada, demasiado en tensión como para relajarse y entrar en una situación de vigilia, entre la realidad y el sueño. Aun así, disfrutó de la sensación un rato, tumbada boca abajo y finalmente dándose la vuelta, de forma que el sol acarició sus pechos, vientre y sexo. Los minutos pasaban lentos y espesos. Cualquier sonido parecía amplificado a sus oídos; la caricia del aire la sentía con una especial sensibilidad; creía sentir más calor del que realmente hacía... tenía los sentidos a flor de piel.
    
    Por eso, los pasos sobre la arena no le pasaron inadvertidos y menos todavía, el hecho de que se detuvieran junto a ella. Una sombra se proyectó sobre su rostro, tapándole la luz del sol.
    
    - ¡Hola!
    
    Entreabrió los ojos y vio una silueta masculina a contraluz.
    
    - ¡Hola! Contestó.
    
    - Disculpe ¿veranea usted por la zona?
    
    Era uno de los hombres maduros el que le hablaba. Cuando se aclaró la visión, vio que permanecía de pie junto a ella, completamente ...
    ... desnudo.
    
    Pilar se irguió un poco, apoyándose sobre los codos.
    
    - Tengo un apartamento en la urbanización de las anclas ¿por qué lo pregunta?
    
    - No se preocupe, no es mi intención molestarla. Simplemente quería alguien que conociera el lugar y que me informara dónde puedo cenar un buen caldero de pescado. Me han dicho que es muy típico de aquí, pero qué solo en unos pocos sitios saben prepararlo como Dios manda.
    
    Pilar lo observó con atención. No parecía peligroso. Educado y correcto, aunque poco original. Estaba claro que lo que menos le interesaba era la gastronomía de la zona. Eso sí, una buena barriguita dejaba claro que le gustaba la buena cocina, aunque al ser un hombre alto y razonablemente corpulento, seguro que con ropa la disimularía muy bien.
    
    Le sorprendió que estuviera totalmente depilado. Y no pudo evitar fijar la vista en su miembro. Un cipote de un tamaño más que razonable, circuncidado y con el glande rosado, colgaba sobre los testículos, que tampoco desmerecían en tamaño.
    
    Tuvo la impresión de que estaba un poco morcillona, quizás de ahí esa apariencia lustrosa y un poco hinchada que la hacía parecer mayor. El que posiblemente fuera debido a ella, era una posibilidad que de inmediato la excitó.
    
    - Pues le han dicho bien, si quiere probar un buen caldero vaya a la venta Luis o al restaurante de la cofradía de pescadores en el puerto. Hay algún restaurante más que lo prepara bueno pero son carísimos. En estos dos encontrará calidad a un buen ...
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