1. La mujer del vecino


    Fecha: 26/11/2022, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... contestar empecé a descender mi cabeza y mis labios hacia abajo, parando primero en sus pechos – sus pezones seguían enhiestos y excitados- luego en su ombligo y finalmente hacia su coñito. A continuación, en lugar de descender directamente hacia su clítoris y su coño – que olía deliciosamente, a hembra excitada- me desvié hacia la cara interna de sus muslos, que abrí cuanto puede con mis manos: ella no protestaba ni oponía resistencia alguna, su brillante y húmeda raja por momentos parecía derretirse de ganas de que se la comieran y se la follaran. Pero yo decidí hacerla esperar un poco antes, que la excitación y las ganas fuesen tales que definitivamente hiciese todo lo que yo quisiera, así es que la abrí totalmente de piernas con mis manos, enterré mi cara entre sus muslos, pero sin llegar a rozar sus labios vaginales, y le ordené
    
    - Incorpórate sobre los codos y mírame, quiero que veas cómo te chupo el coño
    
    Su mirada mezcla de obscenidad y vergüenza y su sometimiento inmediato a mis órdenes me excitaron sobremanera. Sin apartar mis ojos de su cara lamí suavemente su esfínter y poco a poco fui subiendo hacia su clítoris, abriendo lentamente sus labios y gozando de verla apretar los dientes, cerrar los ojos y dejar escapar un gemido y una exclamación de gusto
    
    - Ufff, que gusto, nunca había sentido nada parecido, no pares…..
    
    Sabiéndola cada vez más entregada, volví a la carga una vez más, enterrando a cada pasada un poco más mi lengua en su coño y comenzando a ...
    ... rozar sus labios vaginales con mi boca, y succionando además el clítoris. Al cabo de unos instantes mi vecina empezó a correrse empapando mi cara, restregándose el coño por mi cara a golpe de caderas y aullando de manera tal que pensé que la oirían en los pisos aledaños
    
    - Síííí, me matas….. Agggghhhh
    
    Al cabo de unos momentos cayó desmadejada sobre la cama, las piernas abiertas, el cuerpo desnudo reluciente de sudor, los ojos y la boca entreabiertas, el bajo vientre brillante de saliva y flujos y boqueando en busca de aire tras el brutal orgasmo. Era el momento propicio para someterla definitivamente, y de hecho demostró estar más allá de todo sentimiento que no fuera de gusto y de vicio cuando a mi exhortación de “te gusta, eh zorra, que te coman el coño y te follen en tu lecho matrimonial como a una guarra... ¿eres mi putita?” ella contestó con voz ronca
    
    - Siiiii, soy tu putita…. me encanta cómo me besas, me tratas y me comes, y quiero que me folles
    
    Yo me eché hacia atrás, me puse de rodillas entre sus piernas y tirando de sus caderas hacia mí empecé a restregar mi polla de nuevo enhiesta a lo largo de su coño hasta rozar el clítoris con mi glande, haciéndola estremecer de gusto y de ganas. Cuando estaba ya fuera de sí, buscando desesperadamente empalarse con mi rabo, se la metí de un solo golpe de riñones hasta el fondo- pese a su edad y su relativa estrechez por falta de uso, la lubricación de su coño resultó más que suficiente- y cuando al final mis huevos ...