1. La mujer del vecino


    Fecha: 26/11/2022, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... cabreado y al volver a casa bajé a su casa a la hora de cenar para encararme con él. Llamé al timbre y me abrió su esposa, Clara, una mujer de entonces 52 años, rubia teñida, más bien baja, con curvas y algo de sobrepeso, con unas buenas tetas y un culo rotundo, pero sin atractivo físico para mí – de hecho nunca me había fijado en ella hasta… pero no adelantemos acontecimientos-. Ella pareció sorprendida primero de mi presencia ante su puerta, y temerosa después – era conocedora de la mala relación de su marido conmigo, y como después me confesó sabía lo del coche porque su marido se había vanagloriado de ello ese mismo día mientras comían-.
    
    - Ho ho hola Daniel, tartamudeó Clara, ¿en qué puedo ayudarte?
    
    Yo, esforzándome por controlar mi ira, ya que ella no tenía culpa de nada – las pocas veces que mi mujer o yo nos la encontrábamos en el ascensor, en la tienda o en la calle ella nos saludaba y procuraba ser cortés, como queriendo significar que los problemas de su marido con nosotros y el resto de vecinos eran de su marido y no suyos- le repliqué cortésmente
    
    - Hola Clara, buenas noches. Disculpa que te moleste, pero quería hablar con tu marido. ¿Está en casa?
    
    Ella, un tanto asustada – sabía sin duda de lo ocurrido meses atrás, cuando casi habíamos llegado a las manos, y temía sin duda que ahora por fin ocurriera- me contestó
    
    - Está, pero nos pillas a punto de cenar y….
    
    Pero antes que pudiera añadir nada más apareció por el pasillo el cabrón de mi vecino, ...
    ... bajo, barrigón y medio calvo como de costumbre, sonriendo ufano, y tras despedir a su mujer para que atendiera los fogones me preguntó desdeñosamente
    
    - Vaya vecino, qué placer tan inesperado recibir tu visita… ¿Qué te cuentas?
    
    Yo no quise alargar la conversación más allá de lo inevitable, y para evitar enzarzarnos en una discusión y probablemente en una pelea le dije escuetamente
    
    - Sabes a lo que he venido. Has rayado mi coche. Cuando me avisen en el taller de lo que costó el arreglo te haré llegar la factura para que me la abones
    
    - Ja ja ja, porque tú lo digas, se me rió en la cara, muy seguro de sí. Antes tendrás que demostrar que fui yo el que te lo rayó, que no podrás
    
    Yo, sombrío pero tranquilo, acerqué mi rostro al suyo y bajando la voz para que no me oyera nadie más – él vive con su esposa, no tienen hijos, y algún vecino chismoso podía estar detrás de la mirilla- le susurré
    
    - Entonces atente a las consecuencias, quedas avisado…
    
    Y sin darle tiempo a replicar me giré y me volví a mi casa. Yo no denuncié lo ocurrido a la policía ni a la comunidad, porque como él dijera no podía demostrar nada y era perder el tiempo. Pasaron un par de semanas, y una vez arreglado el coche y negado él a abonar el importe empecé a meditar mi venganza. Descarté sucesivamente partirle la cara o devolverle el rayazo en su propio coche, pues no quería entrar en una espiral que a nada bueno llevaría, pero sabía que no me quedaría tranquilo hasta haberme vengado – yo soy de los ...
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