1. La mujer del vecino


    Fecha: 26/11/2022, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    La historia que voy a relataros tuvo lugar hace poco más de diez años, y si ahora ha venido a mi mente es porque hace apenas una semana vi de lejos en la calle a su protagonista. Ella no es ni de lejos la mujer más hermosa con la que me he acostado, ni me siento especialmente orgulloso de lo que hice, pero nuestra aventura tuvo una buena dosis de morbo y por ello procedo a contárosla.
    
    Hace poco más de diez años vivía con mi mujer y mi hijo recién nacido en otra vivienda y localidad. En el edificio había un vecino – que era el típico “tocacojones”, dicho mal y deprisa: se quejaba en todas las juntas de vecinos por cualquier nimiedad – el precio de las cuotas, el color para pintar las escaleras, el horario de recogida de basuras…- Era transportista, un amargado, de esos vecinos que parece que viven para fastidiar a los demás y que no están satisfechos si no lo consiguen.
    
    Para más inri era el propietario de la vivienda situada justo debajo de la mía, y más de una vez vino a quejarse a mi puerta del ruido que hacía, primero los amigos cuando venían a cenar a casa algún sábado, y después el bebé al llorar por las noches. Harto de sus insolencias la última vez que subió a mi casa lo eché de malos modos, al punto de casi acabar a las manos – afortunadamente la sangre no llegó al río, y digo afortunadamente porque por aquel entonces yo estaba mediada la treintena y él pasaba los cincuenta años: además, yo estaba en forma por la práctica habitual de deporte y él era bajo, ...
    ... gordinflón y fofo, con lo que de habernos “enganchado” seguramente le habría partido la cara y tenido que pagarle luego los dientes.
    
    Pero las cosas no hubieran ido a más sino hubiera sido por un último incidente que desembocó en lo que vino a continuación: tras una junta anual de vecinos muy tumultuosa en la que le eché en cara su comportamiento delante de todos y lo puse en su sitio llamándole de todo menos bonito entre el silencio y las burlas de los presentes, José – que ese es su nombre- abandonó la sala rojo de ira jurando a voces
    
    - Me las pagarás, ya verás…
    
    Acabamos la reunión, se me pasó el cabreo con un par de cervezas y volví a mi vida con mi mujer y mi hijo. Pero tres días después, al bajar al garaje como cada mañana para coger el coche e irme a trabajar me encontré el mismo con una rayadura lateral que abarcaba desde el motor hasta la maleta, por el lado del conductor… era profunda, como hecha con una llave o un destornillador, y yo, que soy muy de mimar mi auto, supe nada más verla que dicho rayazo no estaba la víspera cuando metí el coche en el garaje al volver a casa: dado que al garaje solo tienen acceso los vecinos, que no había ningún otro coche rayado alrededor – lo que descartaba un acto de vandalismo arbitrario- y que yo sólo tenía problemas en el edificio con Manuel no tuve ningún atisbo de duda respecto a quien había sido el autor. Aunque tenía el coche a todo riesgo sin franquicia me fui a trabajar hecho una furia, jurando en arameo, pasé todo el día ...
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