1. Clases de guitarra


    Fecha: 23/11/2022, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Covid, Fuente: CuentoRelatos

    ... yo sabía que no era cierto, pero le dije lo mismo. Terminó con un gemido contenido mientras rasguñaba mi espalda y yo acabé sobre su abdomen, llenando de semen su ombligo.
    
    No pudimos disfrutar mucho del tibio placer que viene después del orgasmo porque se vistió rápidamente y me dijo que tenía que irse ya. Nos despedimos con un beso breve y yo quedé en una especie de trance. Me masturbé apenas volví a entrar a la habitación que todavía olía muchísimo a sexo.
    
    La siguiente sesión fue algo menos intensa aunque hubo elementos nuevos; Le hice sexo oral en la cocina y además le lamí el ano sin la menor contemplación, ella por su parte me mamó delicadamente la verga por unos minutos. Lo hicimos de perrito de nuevo, pero esta vez sin desnudarnos por completo.
    
    Por último una sesión después solo me la chupó y me dejó terminar en su boca, pero no cogimos bajo el argumento de que tenía un compromiso y debía retirarse más temprano.
    
    La semana siguiente no asistió a clase, supuse que habría tenido algún inconveniente, pero una semana después tampoco asistió. Le mandé un mensaje preguntándole si ya no iba a continuar y me respondió algo como; “Ah hola, disculpa por no avisarte, me surgieron unos inconvenientes con la escuela de mi niña y por el momento ya no voy a ...
    ... poder ir. Pero sí quiero continuar, apenas pueda te escribo y nos ponemos de acuerdo ¿vale?”
    
    Le dije que estaba bien y ese fue nuestro último contacto. Nunca me mandó ningún mensaje, jamás la volví a ver, ni supe nada más de ella. No quise molestarla o importunarla así que no volví a escribirle ni la llamé. Por supuesto que la extrañaba, visitaba su perfil de Facebook solo para ver su foto y en más de una ocasión, en mis noches de soledad y calentura me masturbaba pensando en ella. Muchas veces pensé en escribirle, pero me contuve y poco a poco fui olvidándome de ella y haciéndome más a la idea de que no iba a volver a verla.
    
    Tal vez se sintió culpable por sus hijos o su ex esposo, tal vez al final la venció la monotonía, la depresión o la culpa. Pienso que al menos, por un breve instante se permitió disfrutar de algo distinto, vivir una experiencia nueva y convertirse en una diosa que por un momento efímero se entregó a un joven desprevenido. Ahora cada que pienso en ella espero que esté bien y me hace feliz imaginar que donde quiera que se encuentre está cogiendo sin inhibiciones, explotando al máximo ese lado increíblemente sensual y poderoso que tuve la oportunidad de probar. Espero que así sea, y si se lo preguntan; no, no aprendió a tocar la guitarra. 
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