1. Clases de guitarra


    Fecha: 23/11/2022, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Covid, Fuente: CuentoRelatos

    ... sin mangas de color azul cielo con puntos blancos. Pensé que tal vez durante la semana había estado pensando en lo que pasó y llegué a la conclusión de que se había decidido a seducirme.
    
    Empezábamos la clase y curiosamente los papeles se habían invertido, ahora el nervioso era yo y no podía concentrarme ni expresarme con la fluidez de siempre por lo que en un momento le dije que me disculpara, coloqué a un lado la guitarra, me acerqué a ella y la besé. No opuso ninguna resistencia así que la tomé de la mano y la guie para que se sentara en la orilla de la cama. Allí me senté a su lado y seguí disfrutando de sus labios carnosos mientras empezaba a acariciar el interior de su pierna. Cualquier duda que aún pudiera caber en mí se disipó cuando tomó mi mano y la llevó hacia su vulva. Sentí de inmediato una especie de descarga eléctrica recorrer todo mi cuerpo y empecé a acariciarla torpemente por encima de su ropa interior.
    
    No será difícil darse cuenta de que yo no era precisamente un casanova. No tenía mucha experiencia y estaba muy nervioso. Pensé que estaba actuando de una forma muy patética y que tenía que ser más decidido si quería que ella se entregara completamente. Temí que mi indecisión la hiciera retractarse así que decidí no dar lugar a dudas.
    
    La hice recostarse en la cama y me coloqué encima de ella. Empezamos a besarnos con vehemencia, casi con furia, nuestras lenguas se encontraban y chocaban mientras recorrían cada rincón de la boca del otro. Encontré en ...
    ... sus labios suaves y carnosos una increíble fuente de placer y pude haberme quedado ahí, besando su boca todo el día pero aún me faltaba mucho por hacer.
    
    Pasé a su cuello, lo recorrí con mi lengua desde la clavícula hasta la oreja una y otra vez mientras desataba su cabello y jugaba con él. Ella por su parte empezó a acariciar mi verga que ya se encontraba durísima, la acomodó de modo que mi glande sobresalía por encima del borde de mi pantalón y empezó a frotarlo con la punta de sus dedos, esparciendo por toda su superficie mi líquido pre seminal al mismo tiempo que con su otra mano me guiaba a introducir mis dedos en su vagina.
    
    Estábamos en ese punto ardiendo de deseo, en apenas unos minutos estábamos resoplando y sudábamos más por el celo que por el calor del verano en la Ciudad de México.
    
    Comencé a bajar el vestido desde sus hombros dejando al descubierto su sostén blanco, el cual hice a un lado para liberar sus pezones y lamerlos. Ella intentó quitarse las bragas pero le dije que no lo hiciera, que quería quitárselas yo mismo.
    
    Me levanté de la cama y ella se sentó y me pidió desabrocharle el vestido desde la espalda, se paró, se lo quitó y lo aventó hasta una esquina de la habitación quedando en ropa interior. Llevaba un sostén blanco y un cachetero de encaje que hacía juego. Evidentemente se había preparado para la ocasión. Luego se colocó frente a mi sin decir nada pero invitándome con una mirada a desnudarla.
    
    Le quité la ropa interior con delicadeza y ...