1. Emma y Juan


    Fecha: 15/06/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... se recolocó la polla, que empezaba a soltar precum como anticipando lo que iba a pasar después. No tuvo más remedio que sujetarla firmemente con el cinturón, de modo que el glande asomaba un poco por encima del pantalón, pero como él no solía bailar no tuvo miedo de que le descubrieran.
    
    No tenía precisamente un pollón de esos relatos tan rocambolescos, más bien unos 18 centímetros bien puestos, suficientes para crear una vistosa tienda de campaña en sus pantalones si se descuidada. Los pechos de la inglesita, en cambio, amenazaban con escapar de su cárcel sin que la erasmus pusiera remedio a la situación. Aunque era guapa de una manera convencional, su mayor atractivo era su carácter modoso pero a la vez completamente insinuante, combinando los modales de una perfecta adolescente inglesa de 19 años con una picardía exhuberante recién adquirida. Después de todo venía de Londres, así que perfectamente esta aventura internacional debía ser su primera toma de contacto con el mundo. Y, aunque él solo lo intuyera entonces, sin duda lo era.
    
    Llegados a este punto, compete pararnos para dibujar a Emma en unas líneas: era rubia, de un platino casi ceniciento en forma de trenzas que se posaban en sus tetas, con una cara siempre sonriente y unos ojos bailarines que jugaban con la luz, cambiando de color con su movimiento; en cuanto a su cuerpo, era de estatura baja, con una figura ligeramente rellenita pero definida, en el que destacaba su culo que de vez en cuando asomaba por su ...
    ... falda y sus tetas, grandes y lechosas, en consonancia con el blanco nuclear de la guiri.
    
    No era un bellezón clásico ni tampoco su tipo, pues él siempre había preferido el color de piel caramelo de las latinas; pero con su 1. 55 cm. y sus 19 añitos había revolucionado el arte de chupar pollas en la pequeña ciudad. No obstante, se rumoreaba que su sexo estaba vetado, por lo que era el coñito más famoso de la facultad de Economía y fuente de las pajas de buena parte de su alumnado, contando al propio Juan de esta historia. Solo en contadas ocasiones, había frecuentado los labios de alguna afortunada compañera, o eso contaban la leyenda.
    
    Lo cierto es que por lo menos veinte conocidos suyos de clase habían recibido sus artes mamatorios en los baños de alguna discoteca o en el coche de imprevisto, pero ninguno bebió las mieles de su probablemente (o eso pensaba el protagonista cuando se lo imaginaba en sus pajas matutinas) rosado coñito. Él, por su parte, acababa de salir de una relación de casi medio año con otra compañera de clase, con la que intentó hacer sus fantasías realidad hasta que desistió ante sus negativas de pasar a una relación de amo-sumisa. Ni siquiera le dejó probar su culo, quizá la parte de la anatomía femenina con la que más disfrutaba Juan.
    
    No sería justo decir que nuestro protagonistas fuera un ser machista de esos que pintan por la tele y acaban matando a toda su progenie, sino simplemente deseaba sentir la adrenalina que genera el poder, el saber que ...
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