1. Emma y Juan


    Fecha: 15/06/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... su pareja se postraba desnuda de todo y deseosa de cumplir sus más impredecibles mandatos, con una actitud sumisa y devota. En cuanto a esto, la inglesita tenía muchas papeletas para acabar siendo su conejillo de indias, y aunque intuía que había una buena posible sumisa en ella, lo que más iba a discifrutar era minar todas sus defensas y conseguir lo que nadie había hecho: poseerla por completo. Con todo, estos pensamientos del protagonista eran apenas unas ilusas —y ansiosas— elucubraciones, sin llegar a saber en ese momento que eso mismo era lo que ella estaba buscando en una relación.
    
    De modo que le señaló una botella de Tequila, acercando dos vasos de plástico para tomar los chupitos. En ese momento, con un movimiento desganado y en apariencia involuntario, Emma dejó deslizar la botella sobre su escote calándose todo el pecho, fingiendo vagamente como si fuera un descuido ante la desconcertada mirada de nuestro protagonista que solo tenia ojos para los pezones que se dibujaban en la ajustada camiseta blanca. Emma, musitando unas excusas apenas inaudibles con el ruido de la música, se alejó de sus amigos haciéndome señas para que me juntara a ella, pues quería decirme algo al oído.
    
    Fue, entre la multitud extasiada por la fiesta, el alcohol y la música incansable, cuando ella proclamó a su oído la frase que cambiaría su noche: "¿Me acompañas a mi casa?", mientras, sutilmente, rodeaba su cadera con su brazo, rozando inesperadamente la punta de su miembro que ya estaba ...
    ... empezando a dolerme y que parecía a punto de explotar. No cabía duda de dos cosas:
    
    1. Ese movimiento no había sido involuntario, no podía serlo.
    
    2. Intentaría hacerla mi esclava sexual.
    
    Luego de esncontronazo, se fueron de la fiesta pasando desapercibidos por una multitud que casi ni se podía encontrar a sí misma, sin dirigirse la palabra. Juan le preguntó, una vez llegamos a una zona más tranquila, que si su casa estaba cerca, procurando utilizar un vocabulario muy escogido pues sabía que su compañera de viaje tenía muchas dificultades con el español, que hablaba con un gracioso acento mexicano. Ella le contestó que vivía a 5 minutos, en un piso compartido con unas compañeras que ahora estaban en la fiesta y que además quería que subiera con ella para que la aconsejase con el cambio de ropa. Él poco le escuchaba, sabiendo que tenía alguna oportunidad con ella y perdido, como era de esperar, en la contemplación de su culo perfectamente moldeado. Cuando llegaron al portal, entraron en el ascensor y se decidió a poner una mano en el culo que le estaba empezando ya a volver loco, cosa que al poco tiempo Emma le correspondió con un acalorado beso con lengua, muy morboso, interrumpido por la llegada a su piso.
    
    Con la idea de follársela a toda costa, o al menos de recibir una buena mamada, le acompañó hasta la cocina de su casa donde la cogió en volandas y se puso a liarse con ella durante un rato que pareció eterno. Apoyándola en la encimera, deslizó una mano entre su ...
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