1. Y pensar que a algunos les gusta


    Fecha: 30/09/2022, Categorías: Infidelidad Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos

    ... con voz de tonalidad musical, desapareció de la noche a la mañana.
    
    Al día siguiente de mi charla con su jefe, verla salir para el trabajo fue encontrarse con otra persona. Pantalón y chaqueta holgados, con camisa abotonada hasta el cuello. Sin maquillaje ni adornos. Pelo atado atrás en una coleta. Cara seria, ojos apagados con un dejo de tristeza. Erguida pero con los hombros un tanto caídos como quien soporta un peso. La voz monocorde y apática.
    
    Con el correr de los días pude ver que su otrora nutrido vestuario se reducía a seis conjuntos a ser usados en rutinaria periodicidad. Del mismo modo, el abundante repertorio de cosméticos quedó limitado a cuatro o cinco cosas. Las carteras dieron paso a dos pequeños bolsos y los adornos directamente desaparecieron.
    
    Unos tres meses después se produjeron dos cambios notables. Uno fue causado por la señora que desde antes de casarme se ocupaba de las tareas de la casa, y que al salir Ely para el trabajo se acercó.
    
    -“Señor, puedo hablar con usted?”
    
    -“Por supuesto María”
    
    -“Señor, usted es un hombre bueno, cuídela a la señora Ely que es buena y lo quiere”
    
    -“María, sabés lo que hizo Ely?”
    
    -“Sí señor, ella me lo dijo”
    
    -“Y seguís con la misma opinión?”
    
    -“Sí señor, porque ambos se quieren. Sigan peleados si no hay otro remedio, sólo le pido que no la deje caer”
    
    Al mediodía, estando los tres en casa, María perseverante como ella sola, nos pidió hablar con los dos y por supuesto accedimos.
    
    -“Señora Ely y ...
    ... señor Diego, tengo un problema que entre los dos me lo pueden solucionar. El distanciamiento entre ustedes, sobre lo que no opino, me duplica el trabajo y además hace que no salga bien. Como comen a destiempo y en distintos lugares me obligan a servirlos por separado y a uno de los dos recalentarle la comida. Me harían un favor grande si comieran juntos”
    
    De ese cambio surgió una mínima comunicación por la cual me enteré de los resultados de estudios médicos periódicos, de la fecha probable de parto, de que era varón y se iba a llamar Benjamín.
    
    Otro cambio palpable fue la vestimenta. Al empezar a abultar el abdomen se hizo confeccionar tres vestidos amplios que fueron su única indumentaria durante los cinco últimos meses de embarazo. Su vida transcurría entre el trabajo, preparar lo necesario para la criatura de venía incluidas algunas compras, la lectura y algo de televisión. Del padre solo me dijo que había sido destinado a otra sede sin tener ninguna noticia de él.
    
    Cuando llegó el momento la llevé a la clínica y me quedé con ella hasta que la dieron de alta. Algunas noches, cuando la veía agotada, le daba la mamadera y cambiaba al bebé. En una de esas oportunidades, cuando fui a buscarlo pues había estado llorando, la encontré acostada dándole la teta y con lágrimas que bajaban como río por las mejillas. Con pañuelos descartables le sequé la cara preocupado por lo que veía. Era la primera vez que la tocaba después de esa época tristísima.
    
    -“Te puedo ayudar en ...
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