1. Mario (22 de 22): Vuelve Robert. Fin


    Fecha: 12/08/2022, Categorías: Gays Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos

    ... recuesta sobre la cama para empezar a besarme el cuello y va bajando y besando mi pecho, cierro los ojos y suspiro de placer, mi corazón galopa loco y late desbocado, su lengua lame sin descanso mi pecho y baja al abdomen, lo acaricia con la punta de los dedos siguiendo las sinuidades de los abdominales y luego los besa pasando la lengua por ellos.
    
    -Eres mío Mario, eres precioso, te quiero tío. -era una de las pocas veces que Jesse me llamaba tío, desde que era un niño solo me llamaba Mario.
    
    Se detiene y cambia de postura para seguir con la juguetona lengua a recorrer mi abdomen de arriba a bajo haciéndome que quiera morir y volver a la vida para seguir gozando de sus caricias.
    
    Me da la vuelta y va besando mi espalda, me doy cuenta de mi pasividad, deseo acariciarle pero parece que le gusta mi entrega a lo que él quiera hacerme y me limito a gemir, a suspirar ahogado en el gusto de su boca que no cesa de comerme donde toca.
    
    Son miles de besos los que recibo, en cada vértebra, costilla y milímetro de piel, al fin llega a mis caderas y vuelve a subir, pero ahora cambia los besos por la lengua, me arqueo cuando la pasa por la columna lamiendo todas las oquedades de mi cuerpo.
    
    -¡Jesse, amor! me vuelves loco mi vida. ¡Aahh! mi amor, sigue mi vidita. ¡uiiii! que placer, no, cosquillas no amor.
    
    Me gira de nuevo y puedo mirar sus ojos, le pido con la mirada que me permita tocarle y lleva mis manos a su pantalóncito ajustado, se le marca una fuerte ...
    ... erección.
    
    -Sácamelo. -me elevo para alcanzarle con la mano y tiró de la ajustada tela, suspira, se arquea y tropiezo con la dureza de lo que oculta la tela, le paso la mano y vuelve a suspirar agitado y se inclina para hacer lo que yo hago, me acaricia el pene sobre la tela y disfrutamos los dos de nuestras manos
    
    Entonces se recuesta sobre mi, sin terminar de quitarnos las últimas ropas que tenemos sobre nosotros, acaricio su espalda bajando hasta meter la mano entre la tela y la piel hasta llegar a sus nalgas, él mismo se va quitando el pantalón hasta liberar lo que antes mantenía preso.
    
    Me sonrio recordando las palabras que su abuelo me dijo cuando fue a verlo por primera vez recién nacido. No se habían cumplido sus pronósticos, la verga de Jesse era grande, proporcionalmente gorda, preciosa y estaba cubierta de humedad que le daba brillo, pero no tenía nada que ver con el monstruo que era su pene, se había quedado en más pequeño pero no dejaba de ser una respetable verga de macho, y muy dura y potente.
    
    Me acerqué para besarla, para darle la bienvenido por vez primera, la tenía muy caliente y el caldillo de la boquita que le salía casi hervía. Y me supo delicioso, pero no me dejó degustarla mucho tiempo ya que terminó de desnudarme y me subió las piernas para poderme lamer el culo.
    
    Según actuaba me daba cuenta de que lo que había dicho era cierto, Jesse tenía experiencia, para chuparme la polla, comerme los huevos y el culo como un auténtico maestro, hasta hacerme enloquecer y ...