1. La historia de Ángel, solo era un muchacho (37)


    Fecha: 11/08/2022, Categorías: Gays Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos

    ... relativamente joven que al verme se sonrió, la ropa que Victoria les había encargado resultaban bastante clásica y el hombre le sugirió que aquello no era para un chico joven como yo, y se volvió con todo lo que había traído.
    
    Volvió dos días más tarde con ropa diferente que me encantó, Victoria no tenía los mismos gustos que Ana María eso era evidente, pero atendió las sugerencias del empleado.
    
    Unos días antes de la fiesta llamé por teléfono a Irina. Estaba retrasando el momento todo lo que podía y cuando acabé los ejercicios de mis clases cogí el móvil ante de arrepentirme y seguir postergando el momento.
    
    Me resultaba muy penoso, también terriblemente doloroso, pero tenía que cumplir con lo que me había prometido a mi mismo: permitir que Victoria y Mateo pudieran realizar sus sueños de tener nietos, los hijos que Álvaro e Irina pudieran darles y que para mi resultaba materialmente imposible.
    
    -¿Irina?
    
    -Ángel, es una enorme alegría escucharte, pensaba pasar uno de estos días para que habláramos. -su voz sonaba alegre y a la vez preocupada, acertadamente suponía que mi llamada sería para decirle mi ...
    ... decisión.
    
    -He pensado sobre lo que hablamos…, y creo que tienes razón. -en ese momento se me quebró la voz.
    
    -¿Estas bien Ángel?
    
    -Estoy bien, no tienes que preocuparte, solamente deseo pedirte que seas tu quien hable con Álvaro, aceptaré lo que acordéis si él esta conforme, no puedo darte más Irina, lo siento.
    
    -Ya es bastante, gracias Ángel, Mateo y Victoria te lo agradecerán siempre y yo también.
    
    -Ahora te dejo, tengo mi clase de guitarra. -corté la comunicación sin esperar su respuesta, y sentí resbalar las lagrimas por las mejillas. Ese día en lugar de dedicar mi tiempo al ensayo de guitarra lo dediqué a llorar desconsolado hasta que una chica me avisó a la hora de la comida. Pasé por el baño para intentar disimular la rojez de los ojos y la nariz.
    
    La comida transcurrió esforzándome en probar algún bocado, intentado disimular mi pena para que aquellas dos buenas personas no se dieran cuenta. La siesta de ese día resultó un estar estático tumbado sobre la cama y con la mirada perdida en las molduras de escayola del techo. Suspiré aliviado cuando escuché a Victoria llamarme para marchar a mi clase.
    
    Seguirá… 
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