1. Deseos Reprimidos 2


    Fecha: 22/06/2022, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... en mi culo hasta que encontró el camino hacia mi interior y de un ardiente empujón me penetró de nuevo.
    
    ¡Mi almeja se abrió y la alojó como pudo, esta vez no sentí dolor al penetrarme, sentí desesperación mientras él me follaba con tremendos empellones! ¡Apreté los dientes y aguanté el tirón! No tardó en correrse dentro de mí, sus últimas arremetidas fueron tan enérgicas que me hizo daño al chocarme yo contra la pared.
    
    Luego se paró, siguió abrazado a mí, con su verga dentro, fue como si toda su ira se aflojara de repente. Me quedé quieta, y entonces fui consciente de que lloraba profusamente, aunque con lo que llovía mis lágrimas se diluían en la lluvia confundiéndose con ella.
    
    Sentí su verga moverse de nuevo en mi coño, ahora se estaba recreando en mí, el muy cerdo siguió haciéndolo unos segundos más hasta que de repente se retiró. Y antes de que me girase salió huyendo de nuevo, aunque esta vez ya no lo perseguí.
    
    Me quedé allí, caí de nuevo de rodillas al suelo de la terraza y seguí llorando amargamente. La lluvia no paraba ...
    ... de caer sobre mi cuerpo desnudo, terminé tiritando de frío, pues el ambiente ya se había refrescado con la tormenta.
    
    Finalmente, haciendo acopio de las pocas fuerzas que me quedaban, me levanté y anduve hasta la puerta que bajaba al bloque. Las escaleras estaban encharcadas debido a que había permanecido abierta mientras llovía torrencialmente.
    
    Bajé desnuda por los pasillos, con la tenue claridad de las lucecitas de emergencia que iluminaban débilmente todo.
    
    Al entrar y cerrar todo era silencio, pensé que mi hijo podía no estar allí pero mi instinto femenino me decía que si, que había vuelto.
    
    Fui al baño y sin encender la luz me sequé el pelo. No quería ni mirarme al espejo, me sentía fatal y para colmo, ¡comencé a notar cómo de mi sexo caían algunos restos de semen de la corrida de mi hijo!
    
    Me senté en el bidé y me aseé, ya no me importaba nada, ya pasaba de todo. ¡Me había dejado violar por mi hijo! Pero lo había hecho para salvarlo. ¡Pero eso no me importaba, si con ello había conseguido salvarlo y que no se tirase al vacío! 
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