1. El viejo conserje (Capítulo III)


    Fecha: 18/06/2022, Categorías: Sexo con Maduras Autor: drwite, Fuente: CuentoRelatos

    ... a un beso sin final. Filomeno estaba sobre mí para darme un mejor acceso a su boca. No sé cuánto tiempo estuvimos así, pero de no ser por la enfermera pidiéndonos que la acompañáramos de regreso al consultorio, nos hubiésemos besado hasta que nuestras bocas se entumecieran.
    
    El doctor nos entregó las imágenes de nuestro bebé y me extendió una receta para controlar los mareos y las náuseas. Antes de irnos le dijo a Filomeno que habría días en los que tendría que ser muy comprensivo, pues mis hormonas me harían tener cambios de humor y que a veces sería amorosa, pero que casi de inmediato podría convertirme en una histérica. Los dos se rieron, pero Filomeno se calló al notar mi mirada de enojo. El doctor se limitó a soltar un “a eso me refería” y con una palmada en la espalda de Filomeno, nos dejó ir.
    
    Filomeno me acompañó de vuelta a nuestra casita y luego de arroparme en la cama, se fue porque dijo que el director pidió verlo al medio día. No me gustó que se reuniera con ese tipo a solas, pero él me prometió que nada malo pasaría y su confianza me dio un poco de paz. A las cinco regresó y me dijo que primero lo felicitó y después le informó que su horario de trabajo había sido modificado; ahora iniciaría a las ocho de la mañana, su descanso sería a la una de la tarde y si se apuraba podría retirarse desde las cuatro de la tarde. Conmigo no hubo muchos cambios. Mi entrada seguiría siendo a las diez, pero mi descanso se recorrería para que coincidiera con el de Filomeno y ...
    ... la salida sería a las tres de la tarde. Mientras él lo contaba, en mi cabeza ya evaluaba mis nuevas obligaciones, pues ya no podía dejarle la limpieza de la casita y la preparación de la comida. Siendo su esposa, eso era mi deber.
    
    -No quiero que te esfuerces en nada, es por eso que rechacé el cambio de mi descanso y se quedó el de las doce del día. En esa hora limpiaré la casa y te dejaré listo el almuerzo y la comida.
    
    Eso me tomó por sorpresa, pero en cuanto me recompuse, me senté en la cama y lo hice que se sentara a mi lado.
    
    -¿Acaso piensas que soy una muñeca de cristal? –le pregunté dolida y molesta por su comportamiento.
    
    -Nunca mi amor –me respondió y luego puso su enorme mano en mi vientre– pero llevas a mi adorado bebé y no quisiera que nada los perturbe. Prefiero que descanses todo lo que puedas durante los meses que faltan para que nuestro hijo llegue, recuerda que después no podrás ni dormir porque los bebés lloran todo el día –finalizó con una sonrisa.
    
    -¿Por qué siempre logras rebatir todas mis oposiciones? –lo atraje hacía mí y le di un beso fugaz– está bien, puedes limpiar la casita, pero a mí me dejarás la comida, ¿ok?... a menos claro que odies la forma en la que cocino.
    
    -Cocinas delicioso –dijo abrazándome y yo aproveché para aplastar mis senos en su pecho y empecé a moverlos sobre él- ¿qué son esos movimientos de gatita? –se río mostrando en todo su esplendor sus escasos y amarillos dientes.
    
    -Tengo un poco de picor en mis pezones, ¿crees ...