1. El viejo conserje (Capítulo III)


    Fecha: 18/06/2022, Categorías: Sexo con Maduras Autor: drwite, Fuente: CuentoRelatos

    ... de la universidad.
    
    - Yo… lamento mucho mi falta de educación –dejó de mirarme y se dirigió a Filomeno– es un gusto Filomeno… perdón, señor Cruz. Permítame darle mis sinceras felicitaciones por su próxima boda con la señorita Rivas y por su bebé.
    
    -No hay cuidado Doctor Campos –le respondió sin una pizca de enojo– yo mejor que nadie comprendo que es de no creerse que el viejo conserje, sea el tipo con el que esta hermosa mujer va a casarse, así que no se siente mal y por favor, no vaya a tratarme diferente. Yo seguiré siendo el mismo, aunque tenga la dicha de ser parte de la vida de mi adorada Mariana y lo que menos quiero es imponerle a nadie un respeto que aún no me gano.
    
    Su nobleza y humildad produjeron una punzada de admiración en mi corazón. Sus buenos sentimientos reafirmaban que hice lo correcto al escogerlo como mi pareja y aunque odiaba que la gente no lo valorara, tuve que aceptar su decisión de no exigir el respeto que se merece.
    
    Una vez pasado el bochornoso momento, los tres entramos al consultorio. A regañadientes me quité la ropa para ponerme la bata y luego me fui al cuarto de ultrasonido –no sin antes desaparecer la prueba de mi excitación previa con Filomeno.
    
    El doctor me pidió que me subiera en la camilla y lo hice, pero sin dejar de sostener la mano de Filomeno. Cuando me pidió abrir la bata, obedecí, pero cubrí celosamente todo el cuerpo a excepción de una parte de mi vientre y para sentirme más protegida, le pedí a Filomeno que lo acariciara ...
    ... hasta que el doctor puso un gel frío y posteriormente pasó un aparato que envió imágenes que se visualizaron en una pantalla. De pronto un sonido fuerte y rápido llenó el cuarto.
    
    -Ese es el corazón del bebé –dijo el doctor– parece que será un niño o niña muy fuerte –tecleo algo y después presionó levemente en un lugar de mi vientre– miren… ese es su bebé.
    
    Él señaló un punto oscuro en la pantalla. Por un instante no logré ver nada, pero poco a poco la imagen fue tomando forma. Se trataba de un pequeño frijolito al que ya se le empezaba a ver algunas extremidades. Ver a mi bebé me llenó de felicidad. Era tan bello y el saber que le habíamos dado vida a una diminuta semilla, me hizo sentirme especial. Al voltear a ver a Filomeno, mi corazón se emocionó, y es que, de su arrugada cara, resbalaban abundantes lágrimas. Yo sabía que eran de felicidad y en mí se creó un gran orgullo de saber que pude hacer posible su anhelo de ser padre.
    
    Lo dejé llorar por varios minutos, y cuando mi propio llanto disminuyó, atraje su cara para besar sus labios.
    
    -Gracias mi amor… mil gracias –me dijo entre hipidos.
    
    -Te amo y este bebé es la prueba de que mis sentimientos por ti son genuinos, porque como te dije antes, sólo a ti te permitiría convertirme en madre… sólo contigo crearía algo tan hermoso.
    
    No entendía la razón de decirle aquello, pero era tan grande la dicha de ver a nuestro hijo, que preferí ignorar mis propias palabras.
    
    Y con la imagen de nuestro bebé, nos entregamos ...