1. El viejo conserje (Capítulo III)


    Fecha: 18/06/2022, Categorías: Sexo con Maduras Autor: drwite, Fuente: CuentoRelatos

    ... quedarte conmigo por varios días –mi lengua seguía trabada y no le contesté- ¿Pasa algo Mariana?
    
    Al no recibir respuesta, se me acercó y me sujetó con un brazo y con el otro tomó la maleta.
    
    -Vamos a casa –fue lo único que dijo.
    
    Nos dirigimos a la pequeña casita. Ya adentro me condujo para que nos sentáramos en la cama. El temblor de mi cuerpo era más fuerte ahora y Filomeno me abrazó.
    
    -¿Qué tienes, mi amor?... me está matando esta incertidumbre.
    
    Su voz sonaba muy preocupada y como siempre sucedía, saber que él estaba mal, hacía que mi mente dejara de lado lo mío para consolarlo. Alcé mi cara y traté de sonreírle. Mis brazos se aferraron a su espalda y con mi cara a escasos centímetros de la suya, lo besé. No fue un beso largo, pero fue lo suficientemente cariñoso como para devolverle la paz.
    
    -Hazme el amor –dije sin entender ¿por qué le pedía eso?
    
    -¿Qué?
    
    -Quiero que me hagas el amor… por favor –le supliqué aún sin entender el motivo de mi necesidad.
    
    Sin esperar respuesta me desnudé aprisa y después me hinqué entre sus piernas y con la misma rapidez, lo despojé de su ropa. Cuando lo tuve completamente desnudo, lo obligué a que se acostara boca arriba y abrí sus piernas para tener mejor acceso a su pene. El olor seguía siendo desagradable, pero ahora ya no me daba asco, al contrario, me excitaba más que cualquier afrodisiaco y llevada por la lujuria, me puse a chuparlo con urgencia. Filomeno empezó a gemir con fuerza y sus exclamaciones de placer, ...
    ... me enloquecían más. Quería oírlo gemir y gritar, así que dirigí mi boca a sus testículos y los succioné sin dejar de acariciar con mis manos el ya gruesísimo pene. Los ruidos de succión eran como los de un animal, pero es que estaba tan excitada que no podía controlar mis instintos sexuales. Las grandes manos de Filomeno estaban en mi cabeza y la presionaban para pegar mi cara en sus bolas – las cuales se llenaron de mis babas -.
    
    Tenía ganas de probar su semen, pero había algo que deseaba mucho más y para obtenerlo tuve que abandonar la mamada y poniéndome de pie, me subí encima de su cuerpo y sujetando su pene para que apuntara hacia arriba, lo conduje a mi vagina. Sabía que introducirlo lento era inútil, pues aunque hemos hecho el amor varias horas al día desde hace tres meses, mi vagina seguía siendo muy estrecha para soportar el grosor de su pene. Siendo honesta, entendía que su exmujer no quisiera pasar por el dolor de tener ese monstruoso pedazo de carne dentro de su cuerpo. Sus dimensiones estaban fuera de lo normal y sólo una vagina amplia podría contenerlo sin lastimarse, pero una pequeña como la mía, sufría lesiones graves si no se tenía cuidado a la hora de la penetración, sin embargo, gracias al cariño o lo que sea que sienta por Filomeno, la penetración no es la parte fundamental al momento de excitarme para tener un orgasmo.
    
    Con aquel conocimiento, me ensarté su gordo pene de una sola estocada pues estaba tan lubricada por la excitación de la mamana que le ...
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