1. El regalo: Un antes y un después (Decimoctava parte)


    Fecha: 12/01/2022, Categorías: Infidelidad Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... para despedirnos. —Ustedes por aquí y nosotras vamos hacia allá. Un beso y cuídate mucho, nos vemos en la oficina el lunes. —Y Amanda abrazándome, me obsequió por despedida dos besos en las mejillas, a los cuales correspondí. Igualmente me despedí también con un abrazo y un solo beso, de su compañera de piso.
    
    Mi madre se encontraba gritando afanada, mirando a mis hijos hacer una fila india detrás de otros pequeños más; pletóricos mis chiquitines de alegría y uno que otro niño con rostro de espanto. Y escuché el sonido de mi teléfono móvil dentro de mi bolso, llamando mi atención. Lo tomé con premura y para mi alborozo, esa llamada era la que tanto estaba esperando…
    
    —Hola mi amor. ¿Cómo sigues del «guayabo» mi vida? —Con esas exactas palabras, saludaba aquella tarde a mi marido.
    
    …
    
    —¿Y bien? ¿Ya se encuentran mejor? —Nos preguntó Almudena después de darle las gracias por el suculento almuerzo.
    
    —Sí, muchas gracias. Ya sabes… «Barriga llena, corazón contento». ¡Jajaja! —Martha se acercó a nuestra anfitriona y con un abrazo y un beso también le agradeció por sus atenciones. Y los tres nos dirigimos hacia el segundo nivel, esta vez girando a la izquierda, a su amplio estudio.
    
    Martha daba un repaso breve a las pinturas, por supuesto también a los bocetos de desnudos que se encontraban esparcidos sobre la mesa de dibujo. Yo por el contrario algo nervioso, reparé en aquella habitación del pecado, pero afortunadamente, la puerta permanecía bien cerrada aquella ...
    ... vez. ¡Pufff! Suspiré más tranquilo, al ver como Almudena tomaba de la mano a su amiga, para llevarla hasta el diván. Las dos se acomodaron allí y yo preferí permanecer de pie, cerca del tornamesa, revisando las caratulas de su colección musical, hasta qué di con una que yo también poseía. «Mecano 20 Grandes Canciones». Y esa portada me recordó que debía llamar a mi esposa y ver como la estaban pasando mis hijos en su paseo sabatino.
    
    Desbloquee mi teléfono pero antes de marcar, Martha me solicitó encenderle un cigarrillo. Me fijé que en una de las mesitas, estaba una cajetilla de Lucky, que no eran de mis preferidos pero al no haber más, pues…
    
    —¡Ten preciosa! ¿Estos están bien? ¿O prefieres uno de los míos? ¿Tú también vas a fumar? —Le pregunté a Almudena y ella sonriendo, me hizo un gesto con sus hombros al levantarlos un poco, como quien no quiere pero al final sí.
    
    Cada una tomó el suyo y yo les ofrecí fuego. Ya me daba vuelta para ir por mis cigarrillos y de paso hablar con Silvia más en privado en la otra estancia, pues ya no quería sorpresas, pero Martha me detuvo con su pregunta. Que me la esperaba, si, obviamente, pero a la cual no quería responder.
    
    —¿Rodrigo? Corazón. ¿Ya lo pensaste bien? Finalmente me vas a ayudar con… ¿Con tu esposa? —¡Vaya ayuda me solicitaba!
    
    —Mira preciosa, le respondí. —Voy a hablar con ella, intentaré buscar alguna manera de exponerle tu situación, pero no es fácil para mí. No encuentro ahora las palabras para hacerle ese tipo de ...