1. ¿Te he contado mi primera vez?


    Fecha: 08/01/2022, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    “¿Te he contado mi “primera vez”? Es curioso, cuando alguien dice algo de la “primera vez”, así, sin más, todos sabemos que se refiere a la primera experiencia digna de ser llamada sexual. Nadie piensa en la primera vez que alguien condujo un coche, o la primera vez que fuiste solo al centro de la ciudad… La verdad es que es raro, que seamos tan sexuales y andemos tan reprimidos. ¿O será esa represión la que nos lleva a ser tan sexuales?... Bueno, que no voy a ser yo quien solucione el enigma, eso seguro. Bastante tengo con lo mío…
    
    Te pongo un poco en antecedentes: eran los años centrales de la época de los 70. No sé cuanto conoces de aquella España tan diferente a la de ahora, pero para la historia baste decir que las cosas se trataban en casa, no había canales de información con los que se puede compartir todo tipo de cosas, y además se aplicaba el refrán de “que tu mano derecha no sepa lo que hace la izquierda”.
    
    Y de esa discreción, pues nacían vivencias muy curiosas, aunque también nacían algunas muy malas. Pero en este caso, eran buenas.
    
    Yo, por no escandalizar, te diré que era un “hombrecito”. Todos los de la pandilla éramos “hombrecitos”, que estábamos como bonobos en celo, pero no solo a esa edad, pues creo que ando en celo desde que tengo uso de razón, y recuerdo ser bien chiquito y andar levantando la faldita a las vecinitas, para ver esas bragas en lo que era la panacea de la perversión y el atrevimiento…
    
    Como te decía, un joven mandril desaforado era ...
    ... yo en la época. Pajas a diario, pero no una ni dos, y eso solamente por ver amanecer. Cuando algún miembro del grupo o alguien del cole conseguía las fotos de unas tetas, una carta de baraja erótica robada del mazo que el padre escondía en el cajón o algo de ese estilo, el número se podía duplicar.
    
    Y no te digo nada el día que, por fin, pillamos por primera vez (¿ves como esta “primera vez” suena diferente?) una revista sueca (tal vez alemana, pero como no hablábamos ninguno de los dos idiomas, y las suecas estaban de moda gracias a Manolo Escobar y Alfredo Landa, pues sueca), donde vimos el gran premio con el que todos soñábamos: una raja abierta, perdida entre un matorral de vello púbico, que la mujer (que recuerdo que era una mujer madura, que tenía buenas tetas y que era guapa, pero… ¿a quien le importaba aquello cuando en el centro de la fotografía había lo que había?) se abría con dos dedos en uve, y se veía brillante, y excitante, y deseable, y sobre todo, desconocido y extraño. Buenas pajas a la salud de aquella bella señora de vello espeso cayeron durante días…
    
    Ya te haces idea del tipo de “hombrecitos salidorros” que éramos. Nos fijábamos en las chicas de nuestra edad, que tenían pandilla propia y con las que compartíamos algunos ratos de juegos, pero lo que más nos llamaba eran las mujeres maduras con esas grandes tetas que se atisbaban por los escotes escasos que llevaban. Claro, era un problema porque esas mujeres eran, además, madres de algunos de nosotros, ...
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