1. Y finalmente... ella y tu regalo


    Fecha: 20/12/2021, Categorías: Infidelidad Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... preguntó algo inquieta.
    
    —Solo ten cuidado y disfruta tu noche. Cualquier cosa me avisas y te iré a recoger donde estés. —Era mi deber de esposo estar pendiente de ella.
    
    —Ok. La idea es pasar primero un rato por un sitio que esta por Santa Engracia, creo que es el Barnon Bar Club. Te aviso cuando estemos allá. Y después no sé dónde la seguiremos. No alcancé a dejarte la comida lista. ¡Ya llegaron a recogerme, adiós! —¿Sin comida? Bueno igual si algo picaría por la calle algo.
    
    —Cuídate, Bye. —Me despedí y terminé la llamada.
    
    Se había ennegrecido el cielo y una lluvia fuerte, de esas que no dan tregua, inundó las calles y las aceras. Y yo sin paraguas ni un periódico para tapar mis goteras. Me despedí de mí “mona” y me dirigí entre charcos, esquivando como podía, las salpicaduras de los vehículos que transitaban por la vía, hacía un local de Sex Shop, que había de camino al bar de mi amigo. Aún seguía sin comprender porque ejercía por las noches de portero, si de día con traje y corbata era un prestigioso abogado. Tal vez tenía sus tragedias y uno que otro complejo, en el que se mezclaban, Clark Kent y Superman.
    
    Recordaba plenamente los lunares y las pecas en los hombros de mí Barranquillera, su piel blanca y tersa. Los rosados pezones que coronaban altivos sus preciosas tetas.
    
    El tatuaje de dos cerezas por encima de su pubis, con sus vellitos dorados y recortados, formando una delgada línea que terminaban dos centímetros, justo antes de la abertura de su ...
    ... raja. ¡Ufff! De solo recordarla, ya me iba empalmando mientras rodeaba las vitrinas de aquel sex shop, observando los atrevidos conjuntos con transparencias. Había algunos jugueticos colgando de las estanterías, pero ahora no tenía disposición para pensar en adquirir alguno de ellos.
    
    ¡Un regalo para su noche de bodas! Yo lo compraría para que otro lo disfrutara. ¡Qué estúpido que es uno! ¿Cierto? Bueno allá él, que disfrutara desvistiéndola. Igual a mí, me encantaba más tenerla debajo, encima, de medio lado y sobre todo en cuatro, desnuda y completamente mía. Finalmente escogí uno, de color negro, que resaltaría sobre su piel de porcelana. Cancelé la compra y salí de aquel local con la intención de pasar un rato escuchando rock en “El Juli”, pero la lluvia no se detenía.
    
    Aun así, me dirigí hacía allá con la bolsa metida bajo mi chaqueta, mientras mis cabellos de manera estoica, recibían los embates de las gruesas goteras. Solo una calle más y llegaba a mi destino. Finalmente el frio y mis medias empapadas dentro de mis zapatos rotos por debajo, detuvieron mis ganas y el presuroso paso.
    
    Esperé bastante hasta que menguara el aguacero, mientras compartía mi pequeño espacio con un perro negro tan empapado y frio como yo, debajo de un alero de un edificio viejo. Las personas con sus paraguas iban y venían. Otras se dirigían también hacia mi destino y el “puertas”, cauteloso como siempre, requisaba a los hombres. Las mujeres seguían de largo. Un mensaje entró al móvil, observe ...
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