1. Y finalmente... ella y tu regalo


    Fecha: 20/12/2021, Categorías: Infidelidad Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    Llegamos a este país persiguiendo nuevos sueños. ¡Tal vez ya es la hora de despertar!
    
    Por la mañana ya me sentía extraño, un café y un cigarrillo, antes de atender a dos clientes interesados en comprar el mismo automóvil. La cita seria en veinte minutos con uno primero y una media hora más tarde, el otro después. Habría que no dar mucho descuento, sería finalmente una especie de subasta al mejor postor, y el que jodiera menos se llevaría las llaves, sin bajar mucho el precio, mi comisión por la venta sería mucho mejor.
    
    Necesitaba concentrarme en el trabajo, aunque el hecho de haberle puesto sobre la mesa esa propuesta a mi esposa, antes de salir del piso donde residíamos recién llegamos a esa ciudad, repicaba cual campanadas de Iglesia en domingo, citando a misa matinal. ¿Estaría bien? Aún en mi interior me preguntaba si era lo justo y necesario o era un paso incorrecto para ambos. Pero algo había que hacer para intentar poner un orden y remediar los disgustos de los últimos días entre los dos.
    
    —¿Me invitas uno? —Y me sobresalté ligeramente. Era ella, sacándome de mí enrarecido mundo y atrayéndome con sus hermosos ojos verdes hacia la realidad.
    
    —¡Pero claro! Ten. —¿Y un cafecito para acompañar el cigarrillo? —Puede ser, Jajaja.
    
    —¡Nunca me había visto tan bien atendida! —¡Ahh! Eso debe ser porque no te has dejado. Y soltamos al unísono nuestras risotadas. ¡Humm! Mujeres, pobres hombres.
    
    Paola era una hermosa mujer barranquillera, también recién ...
    ... desembarcada por estas tierras madrileñas. Era delgada y casi tan alta como yo. Por cierto, muy amiga del Dueño. Cabello dorado, liso hasta llegar a su cintura. Rostro anguloso, nariz perfecta de muñeca Barbie y dos hoyuelos preciosos, que asomaban en su cara cuando sonreía. ¡Que era casi siempre! De senos no estaba mal, no muy grandes, pero como era de cintura estrecha y caderas anchas, pues resaltaban bastante. Y su cola era un durazno, que yo deseaba morder, casi siempre. Estaba a pocos días de su boda, con un muchacho que por cosas del destino, era hijo de una clienta mía, dueña de una gran ferretería. La señora ya me había comprado dos autos y un camión de carga, para los repartos.
    
    Ya llegaba la hora de la primera cita con el interesado en el automóvil verde usado, un Seat Ibiza del 2012, muy bien cuidado y cuyo propietario era mi Jefe de ventas. El señor González llegó puntual a la cita, con la familia completa. Le pasé las llaves del automóvil para que apreciara el interior y el perfecto funcionamiento del motor. La esposa de mi cliente y los niños, junto a la otra señora que por su facha, me pareció la suegra, también quedaron encantados.
    
    Como en todo negocio, el cliente buscaba peros y rayones para aminorar en lo posible el precio de venta, pero es que ese bendito Seat estaba impecable, mi jefe lo cuidaba más que a la niña de sus ojos. No pudo el señor González, rebatir el precio pero se empeñaba en intentarlo.
    
    Les ofrecí cafecito y una mesa apartada para que se ...
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