1. Y finalmente... ella y tu regalo


    Fecha: 20/12/2021, Categorías: Infidelidad Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... la hora: 9:45 P.M.
    
    —Ya estoy con ellos. ¡Chao! —¡Puff! Suspiré intrigado. ¿Ellos? ¿Quiénes y cuántos? Se suponía que solo sería… En fin, me lo tenía ganado. Y encendí otro cigarrillo mientras aguardaba que la tormenta amainara. ¿O no? Otra media hora y un cuarto más, aún seguía lloviendo, por supuesto que yo tiritaba del frio.
    
    Eran casi las once de la noche y a pesar de que seguía la lluvia, esta aminoró un poco y aproveché para despedirme del mojado animal y correr hasta la puerta de aquel Bar.
    
    —Hola Alberto, lluviosa noche. “Puertas” se sorprendió al verme. De seguro por mi mojada apariencia y por los quince días que habían transcurrido desde mi última visita.
    
    —Tiempo sin verlo por acá mi apreciado amigo. ¿Y cómo está todo? ¿Lo demoró la lluvia?
    
    —Bien “Puertas”, problemas que no faltan, pero mejorando. —Le noté la mirada un tanto extraña, demasiado abiertos sus ojos al verme allí.
    
    — ¡Y sí! estuve esperando a que parara de llover pero nada. —Respondí.
    
    —Así que como esta noche vengo solo, pues me tomaré solo dos o tres birras y me iré a casa, muy juicioso. —Rematé mi confesión.
    
    —Humm, sí ya se me hacía extraño. Ya sabes, unas son de cal y otras son de arena… Bienvenido al club y por favor, si necesitas algo, cuenta conmigo y sobre todo, tómatelo con calma y no rompas nada. —Y yo quedé en las nebulosas por ese comentario.
    
    —Mejor estar debajo de las cobijas bien “entrepiernado” con tu mujer ¿cierto? Jajaja. —Le dije finalmente al “Puertas”, ...
    ... intentando entrar pero él se mantenía frente a mí, sin dejarme pasar al interior del bar. Alberto no se sonrió por mi comentario. ¿Será que pensó que me refería a la suya y no a la mía?
    
    —Poca gente ha venido a esta hora. ¡Sera la noche tan fría! El ambiente no está animado. Tal vez es mejor que te vayas a casa y te prepares una sopa caliente. —Me respondió tajantemente mi amigo.
    
    —Gracias “Puertas”, lo tendré en cuenta para la próxima. —Y enseguida atravesé la puerta de vaivén que sostenía Alberto con su brazo –aunque me extrañaron sus palabras y su mirada, algo apesadumbrada– y me dirigí de inmediato hacia la barra, donde por fortuna había tres butacas solas, dos pegadas y una intermedia, entre un solitario hombre y dos mujeres más allá, cercanas al final. Y la hermosa Lara detrás sirviendo copas y colocando una botella de Whiskey escoces y cuatro vasos sobre una bandeja. Se dirigía hacia una mesa ocupada por un hombre maduro y una joven hermosa de cabellera castaña y ondulada, con decoloraciones al final, que estaba de espaldas hacía mí.
    
    Me acomodé en la silla contigua al señor que ya bebía lo poco que le quedaba de su cerveza. Finalmente se me acercó Lara para saludarme desde detrás de la barra, con una cerveza en su mano.
    
    —Buenas noches, preciosa. Jajaja, ya conoces la clientela. —Y le di las gracias.
    
    —¡Oye! ¿Me regalas unas rodajas de limón? —Lara se giró hacia el mueble que estaba a su espalda, de un anaquel tomó un limón fresco y lo tajó con suma habilidad.
    
    Por ...
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