1. Y finalmente... ella y tu regalo


    Fecha: 20/12/2021, Categorías: Infidelidad Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... de un crucifijo, en una pared de aquel local.
    
    —¡Colombiano! Jajaja. Humm, ya. Yo si pensaba que tenías cierto aire a un “Latin Lover” —Me aduló con su voz delicada, mientras colocaba descuidadamente, una de sus manos en mi pierna, pero un poco más arriba de mi rodilla. ¡Y ella sin saberlo, todo su aroma perfumado que yo podía respirar!
    
    En esos instantes empezó a sonar la música de mi tierra, un recordado y bailable vallenato de Carlos Vives y sus clásicos de la Provincia. Por lo visto esa noche en “El Juli” había alguien con similares gustos musicales que los míos, de pronto en el lugar se encontraba algún paisano mío, con ganas de mover el esqueleto o algún español con algo de sangre caribeña y al que le gustaban las canciones de la tierra de mi nobel, Gabriel García Márquez y sus mariposas amarillas.
    
    La observé y apurándome el trago final de la cerveza, le pregunté…
    
    —Martha… ¿Te gusta bailar?
    
    —¡Claro que sí! Aunque no lo hago muy a menudo. Mi esposo no es muy de bailes. Es en realidad algo “tieso” para moverse. Ya sabes hay hombres a los que no le gusta bailar. —Hummm, pues eso podría yo aprovecharlo, pensé.
    
    —¿Entonces me concedes ...
    ... “una azotadita”? —Le dije, tomándole una de sus manos con delicadeza. Ella me miró como asustada, echando su cuerpo un poco hacia atrás, ¿prevenida?…
    
    … Y entonces comprendí su cara de angustia.
    
    —Lo siento Martha, es un modismo de mi patria. En Colombia hablamos así para pedirle a una mujer, que si nos da la oportunidad de bailar con ella. «Azotar las baldosas del piso con nuestros pies mientras bailamos» ¡Jajaja! —Entonces se sonrió, y levantó su mirada de bellos claroscuros, pero estéticamente acaramelados y chispeantes, hacia el techo de aquel Bar y suspiró. ¡Radiante!
    
    —¡Ufff! Está bien, caballero. Pero necesito ahora que me acompañes hasta mi mesa y te presento a mi esposo y a su… ¡nuestra amiga! —Nos levantamos de las butacas, dejando lo poco que nos quedaba de las cervezas, pero yo recogí mi bolsa de regalo y nos fuimos dirigiendo hacia la mesa que estaba cerca de la columna. Pero estaba vacía.
    
    —De igual forma como te digo Rodrigo, a mi esposo no le gusta… ¿Bailar? —Y ella suspiró aún más profundo que antes, para después de unos instantes de silencio, sorprendida decir con voz algo trémula su nombre…
    
    —¡Puff! Y… ¿Hugo?
    
    Continuará... 
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