Descubrimiento
Fecha: 22/10/2021,
Categorías:
Anal
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... por su saliva. Brillaba como con luz propia, como una estaca roja en medio del cuarto. Melanie comenzó a lamerla, tratando de dejarla pulcra y sin impurezas, como una sirviente sumisa.
- Debo dejártela lista para ponerte el condón, papi.
- Sí…
Ya sin tantos líquidos adornando mi pene, Melanie colocó el condón sobre la punta de este y con la misma destreza que antes se lo metió dentro de la boca, cubriéndolo completamente con la barrera de látex.
- Bien – dijo, ensimismada – ¿Cómo quieres que me ponga pa…?
¡TOC, TOC!
- ¡¿Quién es?! – preguntamos, casi al unísono, aterrados.
- ¡Mel, ya te pasaste 10 minutos! ¡¿Qué estás…?
- ¡Descuida Carlos! – exclamó la mujer en cuclillas – ¡Ya estoy atendiendo!
- ¡Sabías que debías ir a verme hace quince minutos!
- ¡Sí! – mi verga había disminuido su volumen por la sorpresa. Nancy parecía preocuparse también luego de echarle una ojeada – ¡Disculpa, termino y hablamos!
- ¡Coño tía! ¡Te espero en el despacho!
Y volvió la calma. O algo así.
- ¡Dios! Él tiene una llave también, ¿sabes? Si entraba hace 5 minutos y veía que te la estaba chupando sin protección ya estaría sin trabajo…
- Sí, linda… Pero ya pasó todo… Volvamos.
- Dios… – parecía demasiado consternada.
Me incliné y le di un nuevo beso. Teníamos que volver al round.
- Estuvo muy cerca...
- Sí. Tranquila. Disfrutemos.
- Tienes razón. Y aún no respondes lo que te pregunté hace un ratito.
- ¿El qué? – pregunté, perplejo.
- ...
... ¿Cómo quieres que me ponga para ti, papi? – su mano comenzó a pajearme nuevamente y mi verga fue creciendo otra vez. No tenía que pensar mucho mi respuesta.
- Quiero que te pongas en cuatro, linda. Quiero cogerte por el culo.
Melanie no parecía sorprendida.
- Eres igual que todos – sonrisa tonta.
- ¿Por qué lo dices?
- Todos quieren cogerme por el culo y no sé por qué – claramente estaba jugando – lo peor de todo es que me gusta demasiado.
- Me alegra saberlo – dije, mientras mis manos tomaban sus deliciosas nalgas.
- Hay lubricante en la alacena del baño. ¿Lo traes porfa?
Encontré rápidamente el paquetito pues ya sabía dónde se encontraba. Cuando volteé, un monumento a la locura esperaba por mí: Melanie estaba a cuatro patas sobre la cama, tratando de sacar todo el culo que podía. Su concha dejaba manar unos pequeños filamentos de sus jugos y su pequeño agujero esperaba más arriba, encerrando la gloria.
- Hazlo ya, papi – Nancy me miraba con la cabeza inclinada a un lado – Hazlo, cógeme por el culo.
Coloqué un poco de lubricante sobre mi pene firme y otro poco sobre su ano.
- Uff. Está frio…
Con mi mano dirigí mi miembro hacia el agujero que tenía enfrente. Mi glande presionaba contra su ano, abriéndolo de a pocos, ingresando a la cavidad apenas.
- Sigue, sigue…
Eché un poco más de lubricante en el agujero y volví a intentarlo. Esta vez se dilató más y pude ingresar toda la cabeza de mi pinga. La dejé allí unos segundos más esperando a ...