1. Mi mejor amiga se convirtió en mi amante (Parte I)


    Fecha: 28/09/2021, Categorías: Confesiones Autor: Donni, Fuente: CuentoRelatos

    ... abriendo sus piernas. Su vagina estilaba de excitación. Su vulva bien afeitada ardía sobre mi glande abrazándolo placenteramente.
    
    Mari no dejaba de devorarme los labios y la lengua. Yo acariciaba sus pechos, deslizaba mis manos por todo su cuerpo, bajaba por su cintura hasta sus piernas. Sus voluminosas y sensuales piernas, luego subía hasta sus glúteos y la nalgueaba fuertemente, apretujaba esos glúteos amasándolos apasionadamente. En un movimiento de cadera mi pene se deslizó dentro de Mari, muy profundamente llenándola por completa.
    
    Un suave grito se desvanecía hasta acabar en un gemido luego de la primera embestida. Mari comenzó a mover sus caderas como una diosa restregando su clítoris en mi pubis. Su vagina estaba muy caliente, ardía como el fuego y mojaba como la marea. Su estrechez estrangulaba suavemente todo mi pene en rítmicos espasmos con cada sentón que Mari se daba en mi verga. Me comí esas tetas como un león devorando su presa.
    
    Mis dedos comenzaron a hurgar entre sus glúteos hasta llegar a su ano, comencé a juguetear en él lubricándolo con el caldo de placer que salía de su vagina. Metí uno de mis dedos suavemente en su culo para ver su reacción. Creí que le disgustaría la idea, pero para mi sorpresa, un gemido placentero acompañó una contracción de sus esfínteres.
    
    Mari ensanchaba sus glúteos abriéndolos cada vez que descendía metiéndose mi verga. Yo aprovechaba para introducir mi dedo casi hasta el nudillo en su ano.
    
    -¡Ah! ¡Ah! ¡Qué rico!, ...
    ... siento tu dedo en mi culo –decía ebria de placer.
    
    -Te quiero desvirgar el culo Mari, ¿me dejas?
    
    -¡Uf! ¡Ah! ¡Ah!, bueno dale.
    
    Rápidamente me puse de pie frente al sillón, Mari recostó sus codos y su cabeza en el respaldo, abrió sus piernas apoyando sus rodillas en los cojines haciendo descender un poco su culo. Y arqueando su cintura, abría sus enormes glúteos exponiendo aquel perfecto esfínter jugoso y apretado.
    
    Metí mi boca entre sus glúteos y comencé a comerme su ano. Mi lengua exploraba sus cavidades lubricándola por completa. Los gemidos de Mari resonaban en eco por toda la sala. Luego de hurgar con mi lengua por un rato me incorporé. Escupí una buena cantidad de viscosa saliva en su culo y metí mi verga sin esperar más.
    
    Su apretado culo se estiró dándole paso a mi hinchado glande que con esfuerzo se abotonó dentro de su esfínter.
    
    -¡AY! ¡Duele!, pero qué rico.
    
    -Tranquila, ya te pasará el dolor, me avisas cuando estés lista.
    
    -¡Ya! ¡Ya! Dale de una vez.
    
    Metí mis 19 cm dentro de sus intestinos con fuerza. Sentí como mi glande estiraba su esfínter y empujaba su contenido de vuelta a su interior. Mari gritaba de dolor y placer, luego de un rato sus gritos se convirtieron en solamente gemidos de placer. Sus fluidos chorreaban por sus muslos y goteaban en los cojines del sillón mientras yo la perforaba metiendo y sacando mi verga sin parar.
    
    -¡Ah! Ah! Ah! Así, que rico, ¡ay! ¡Ay qué rico! –gemía incesantemente.
    
    De repente un orgasmo intenso convulsionó ...