1. De corrida en corrida a la hija se le iba la vida


    Fecha: 18/09/2021, Categorías: Incesto Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

    ... debía, le metió los cuernos.
    
    -Ya, pero cuando follaba, follaba bien.
    
    -¡Padre!
    
    Enjabonando la tranca, le soltó:
    
    -Es la verdad, aunque ya hacía un mes que no me follaba.
    
    -¡¡Padre!!
    
    -Échame agua con la regadera y deja de escandalizarte que tú bien oías sus gritos al correrse. Por cierto. ¿Qué hacías al oírlos?
    
    -Desear estar en su sitio, no.
    
    -¿No te hiciste algún dedito?
    
    Tina miró a su padre con cara seria, y le respondió:
    
    -Cómo siga por ese camino lo dejó solo.
    
    Agustín, no podía bañarse sin ayuda.
    
    -Me callo, me callo.
    
    Tina duchó a su padre, que se frotó el cuerpo y la tranca sin que se le pusiera dura aunque de vez en cuando le mirase para los pelos que sobresalían de las bragas blancas, para los pezones y para su culazo. Le dijo:
    
    -Eres muy guapa, Cristina.
    
    Tina lo vio venir de nuevo.
    
    -Salga de ahí y séquese.
    
    Agustín se puso mimoso.
    
    -¿Duermes hoy conmigo?
    
    -Está borracho, padre, si no lo estuviera no me diría eso.
    
    Su voz sonó melosa.
    
    -Quiero hacerte cositas.
    
    Tina, sabía que no era el día para dejarle hacer cositas.
    
    -¡Ahí se queda!
    
    Tina volvió a su habitación. Agustín, mal y cómo pudo, se fue a la suya, donde durmió desnudo y por encima de la colcha.
    
    Al otro día, Agustín, se levantó con un dolor de cabeza espantoso. Se vistió y fue a desayunar. Tina estaba tomando una taza de café en la cocina. Seguía vestida con las bragas y la camiseta, le dijo:
    
    -Tengo la cabeza cómo un bombo.
    
    -Es la resaca, ...
    ... padre. Hoy era mejor que no fuera a trabajar al aserradero.
    
    -No puedo quedar en casa. Hay mucho trabajo atrasado.
    
    Tina se levantó para hacerle un café y Agustín volvió a ver los pelos que sobresalían por los lados de sus bragas blancas. Le preguntó:
    
    -¿Hice alguna estupidez anoche, hija?
    
    -¿Por qué lo dice?
    
    -Coño, de llevar la ropa hasta los pies a andar desnuda por la casa hay un buena diferencia.
    
    Tina, sonrió.
    
    -Tanto cómo desnuda...
    
    Agustín sabía bien lo que hiciera, pero quería saber el grado de cabreo que tenía su hija con él.
    
    -¡Para lo qué te falta! ¿Hice alguna estupidez?
    
    -Si, padre, una.
    
    -¿Te metí mano?
    
    A Tina se le escapó una carcajada, acto seguido le dijo:
    
    -¡Nooooooo! Anoche no pasó nada entre usted y yo.
    
    -¿Entonces cuál fue la estupidez que hice?
    
    -Beber de más, padre, beber de más.
    
    -Dime una cosa, hija. ¿Ayer noche estabas vestida con esa misma ropa?
    
    -Sí.
    
    -¡¿Y de borracho no quise hacer nada contigo?!
    
    -Quiso, padre, quiso.
    
    -No me extraña.
    
    En la boca de Tina se dibujó una sonrisa.
    
    -¿Por qué lo dice?
    
    -Por nada, hija por nada -se bebió el café-. Me voy a trabajar. ¡Y vístete!
    
    El tiempo en las aldeas era pesado cómo el plomo. La rutina era odiosa... Del trabajo a casa y de casa al trabajo. Diversiones, pocas, la taberna, polvo para la gente casada, pajas para la gente soltera, el día de la fiesta y poco más, bueno, alguna puta que se follaba todo lo que se movía siempre había, pero incestos, los incestos ...
«1234...7»