1. De corrida en corrida a la hija se le iba la vida


    Fecha: 18/09/2021, Categorías: Incesto Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

    ... todo el mundo sepa lo que dejó la desgraciada de tu madre.
    
    Se iba hacia la puerta. Tina lo sujetó por la cintura, y le dijo:
    
    -No haga tonterías, padre. ¡Lo llevarán preso!
    
    Agustín, sintiendo las tetas de su hija apretadas a su espalda, le dijo:
    
    -¡Suéltame, pequeña, suéltame que te la estás jugando!
    
    -Guarde la polla y lo suelto.
    
    La guardó y lo soltó.
    
    -Dame la botella.
    
    -No.
    
    Agustín estaba fuera de sí.
    
    -¡Dame la botella o te meto un bocado en una teta!
    
    Tentada estuvo a no dársela, para ver que hacía su padre, pero se la dio. Se sentó en una silla junto a la cocina de piedra, sobre la que se quemaban unos troncos. Agustín, sentado otra vez a la mesa, le dijo:
    
    -Así me gusta. Una hija debe obedecer a su padre.
    
    -No me quedaba otra.
    
    Agustín le iba a contestar pero devolvió todo lo que había comido y bebido ese día. Tina fue junto a él, y le dijo:
    
    -Se veía venir.
    
    Agustín seguía teniendo arcadas y no era capaz de hablar.
    
    Cuando acabó de vomitar, Tina, fue a por unos trapos y limpió el vómito del piso de cemento... Después puso sobre un tres pies una olla de agua a calentar para que se bañase y sobre la piedra una cafetera con agua para que su padre se despejase. La casa olía que apestaba. Tina echó unas ramas de eucalipto al fuego para que se fuese la peste, y se fue. Agustín, casi despejado, tenía el cuerpo fatal, le dijo a Tina:
    
    -Gracias, hija, no sé que haría sin ti.
    
    -Lo que va a hacer por mí es bañarse y tomar una taza de ...
    ... café bien cargado.
    
    -Sí, pequeña, sí, lo haré.
    
    -Tal y cómo está, si no lo hace...
    
    -Deja de mirarme. ¡Estoy asqueroso!
    
    -¿Se las apañará solo?
    
    -Si, bonita, sí, vete a dormir.
    
    Minutos más tarde, el agua caliente seguía en la olla. Agustín se había tomado una copa de coñac, suficiente para volver a agarrarla. Tina, lo oyó echar maldiciones de nuevo.
    
    Cristina. Tina, era una chica alta, entrada en carnes sin llegar a estar gorda, morena, de ojos color avellana, guapa. Su cabello negro le llegaba a la cintura. Tenía buenas tetas y buen culo.
    
    En bragas y camiseta blanca ajustada al cuerpo, llegó junto a su padre, y le dijo:
    
    -La remató. Le voy a preparar el baño.
    
    Agustín, que era más alto que su hija, moreno y de complexión fuerte, la miró y vio que por los lados de las bragas le salían pelos negros. Su hija debía tener un coño deliciosamente peludo. Después se fijó en los pezones marcados en la camiseta, y le preguntó:
    
    -¿Me vas a bañar vestida así?
    
    -¿Lo provoco? Si lo provoco voy a poner el vestido.
    
    Agiustín, le mintió.
    
    -No, no hace falta qe te pongas el vestido.
    
    Poco después... Agustín, desnudo, con una pastilla de jabón en la mano, y balanceándose de un lado al otro, se metió dentro de la tina, y le dijo a su hija:
    
    -Se mueve todo.
    
    -Es usted el que se mueve, padre.
    
    -¡Pues sujétame, coño! -se enjabonó el torso, peludo cómo el de un mono- Echo de menos a la hija de puta.
    
    Tina sujetó a su padre por la cintura, y le dijo:
    
    -No ...
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