1. De corrida en corrida a la hija se le iba la vida


    Fecha: 18/09/2021, Categorías: Incesto Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

    ... eran motivo casi de lapidación.
    
    Agustín, pasados un mes del abandono, ya lo había asumido, lo que no asumía era pasar sin coño. Andaba caliente todos los días. El trasero de su hija lo traía de culo y el recuerdo de los pelos saliendo de sus bragas y los pezones marcados en la camiseta lo traían loco.
    
    Una noche, Agustín, llegó a casa con una docena de espárragos, media docena de zanahorias y cuatro pepinos, que iban de mayor a menor grosor y largura, Tina, llevando el vestido azul que le llegaba a los tobillos, estaba sentada a la mesa con un vaso de vino tinto delante, le preguntó:
    
    -¿Quien le dio eso?
    
    -Toño, son de su huerta. ¿Qué haces tú bebiendo vino?
    
    Tina recordó el momento en que se corriera con el dedo que se hiciera pensando en su padre, y le respondió:
    
    -Recuperando líquidos.
    
    -Éso se hace con agua. Después de un día de calor se bebe agua.
    
    -O leche.
    
    -La leche engorda.
    
    -Sí que engorda, sí. El mes pasado me quiso engordar, padre.
    
    Agustín hizo que se ponía nervioso.
    
    -¿Qué te hice, hija?
    
    Tina se había cansado de esperar para follar con su padre y comenzó a montarse una película.
    
    -No se preocupe, fue culpa mía. No me pude resistir a chuparle su enorme verga cuando lo bañe.
    
    Agustín, le siguió la corriente.
    
    -¡Qué cabrón! Te lo pedí yo. ¿A qué sí?
    
    -Sí.
    
    Agustín, sobre actuando, se echó las manos a la cabeza.
    
    -¡No tengo perdón de Dios! ¿Me puse guarro al no levantarse mi polla?
    
    -Bueno...
    
    Agustín se tiró en plancha a ...
    ... la piscina. Sabía que estaba llena de agua.
    
    -¿Te dije que te quería comer el coño?
    
    -Sí.
    
    -¿Y el culo?
    
    -También, y me quedé con ganas de que me comiera el coño y el culo.
    
    -¡¿Querías que jugara contigo estado borraho?!
    
    -Sí, padre.
    
    La voz de Agustín sonó autoritaria.
    
    -¡Tira para tu habitación! ¡¡No te quiero ver delante!!
    
    Tina, por primera vez, no le izo caso a su padre.
    
    -El cuerpo me pide fiesta.
    
    Agustín, sacó el cinto, arriesgándose a que se jodiera el invento. Con el brazo en alto y el cinto en la mano derecha, le dijo:
    
    -¡Tira para tu habitación o de dejo el culo a rayas!
    
    Tina se puso en pie, levantó el vestido, se bajó las bragas, Agustín, con el brazo en alto vio el tremendo bosque negro que rodeaba el coño de su hija, y luego su blanco culo, al darse la vuelta. Se apoyó en la mesa con una mano, y mostrándole las nalgas, le dijo:
    
    -Si no es a usted se la voy a dar a otro, padre. Ando muy caliete, y todo fue culpa suya. Ahora pegue si quiere pegar.
    
    Agustín ya la tenía morcillona. Volvió a sobre actuar.
    
    -¡Tú lo has querido!
    
    Le dio cuatro veces con el cinto.
    
    -¡Chasss, chassss, chassss, chasssss!
    
    -¡Ahora tira para tu habitación!
    
    Cristina, que aún sobre actuaba más que su padre, se levantó, y llorando lágrimas de cocodrilo se fue corriendo para su habitación.
    
    A la media hora salio con las misma bragas y la misma camiseta del día en que se fugara su madre. Agustín, sentado en una silla al lado de la lareira, babeando, ...
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