1. Viaje al infierno (2)


    Fecha: 27/03/2018, Categorías: Primera Vez Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos

    ... teniente coronel Galina Piotrovna Korsakova rompió a reír a puras carcajadas y, volviendo la espalda a von Labnitz, dio la charla por terminada. Las brigadas partieron hacia el trabajo en las minas y la comandante del campo se dirigió a la Comandancia, a su despacho
    
    La verdad es que se alegró de volver a ver a ese oficial alemán que ahora sabía cómo se llamaba, quién era. Le recordaba bien. Le gustó tan pronto le vió, y luego, cuando gracias a él, ella y varios camaradas más salvaron la vida, el agradecimiento a tal acción hizo que le gustara todavía más.
    
    Sí, le parecía un hombre francamente atractivo; incluso ahora. Tan desmejorado, demacrado incluso, y excesivamente flaco… Típicos efectos del paso por los campos de prisioneros soviéticos, se dijo; pero, también se dijo, ya mejoraría, como en general había pasado con cuantos prisioneros alemanes le habían confiado desde que se hiciera cargo del mando en aquél campo, hacia mayo de ese mismo año 1944.
    
    Los días, desde aquél, fueron pasando y convirtiéndose en semanas que también acabaron por trocarse en meses. Cada uno de aquellos días, cuando por la mañana la teniente coronel Galina Piotrovna Korsakova paseaba por el recinto de los prisioneros en espera de las novedades, con la vista buscaba a su “alemán fascista”.
    
    Nada le costaba encontrarle, pues de memoria sabía el lugar que en la formación ocupaba e, invariablemente, al posar su mirada en los ojos de él los encontraba fijos en ella. Sí, él también, cada ...
    ... mañana, la buscaba con la vista y daba con ella antes de que la mujer alcanzara a verle a él.
    
    Aquello, constatar cada día que su “alemán fascista” estaba también pendiente de ella, la ponía alegre; a diario, el corazón le saltaba de alegría al comprobar la atención que en él ella despertaba… Ese leve momento del día, el intercambiar una fugaz sonrisa en no menos fugaces momentos, se había convertido casi, casi, en su principal razón de ser. Se diría que vivía para y por esos breves instantes
    
    Pero lo que la teniente coronel jefe del campo no sabía es que, si ella casi vivía para verle en aquellos momentos, él dependía de esos breves instantes para seguir viviendo. Galina Piotrovna Korsakova ni siquiera se planteaba qué podía haber tras aquella casi obsesión de cada día, de cada mañana. Sencillamente, no quería traerse eso a la cara… Era así, simplemente, y el por qué de las cosas, mejor no saberlo. En cambio, el mayor Günter von Labnitz sí que se lo había planteado y hasta respondido: Estaba enamorado de aquella mujer. Una mujer, para empezar, rusa y, en añadidura, bolchevique… Indudablemente, una locura, pues eso era más que de locos, pero… ¡Qué le iba a hacer él! No lo quiso así!; no lo buscó; sencillamente vino sin invitación, porque sí, porque así lo quiso Dios, el Destino… Cualquiera sabe por qué suceden las cosas, pero lo cierto es que pasan… Sin venir a cuento… Sin explicación posible…
    
    Acabó Noviembre de 1944 y advino Diciembre, cuyos días también fueron quedando ...
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